El triunfo ha sido tan escandaloso que ha llegado a producir milagros, como el que por primera vez desde 2004, Jose Mari se presentara en el comité ejecutivo nacional para sentarse al lado de Mariano. Cierto es que Mariano le hubiera agradecido más a Jose Mari que hubiera hecho eso mismo en las dos anteriores ocasiones en las que fracasó electoralmente. Pero no vayan a creer que no lo hizo para que no se le relacionara con la derrota, sino porque lamentablemente estos comités ejecutivos suelen coincidir en horario con sus sesiones de abdominales, y ya saben ustedes lo estrictos que son los grandes atletas con su entrenamiento.

Esperanza también está entusiasmada con el triunfo y absolutamente dispuesta a echar una mano a Mariano en todo aquello que pueda serle de utilidad. Tanto es así, que aunque le duela en el alma, ha decidido prescindir de su queridísimo secretario general, Francisco Granados, para dejarlo completamente libre al servicio de Mariano. La misma generosidad ha mostrado ante Alberto, su amigo del alma, al que ha empujado a ministrable, y eso que el gran hijo de José María Ruiz Gallardón, no quería asumir, en su enorme modestia, un cargo de tan alta responsabilidad.

Lo único que nos tiene un poco preocupados, en este ambiente de hermandad y concordia que siempre ha tenido nuestro partido, es el síndrome de “Estoeselcolmo” que padece José Luis Rodríguez Zapatero desde la misma noche del 20 N. Según nos ha explicado su psiquiatra de cabecera, se siente tan identificado con nuestra victoria, que se ha empeñado en actuar como si fuera el mismo Mariano. Sólo eso puede explicar que un socialista de pro como él, haya indultado en el último consejo de ministros a Alfredo Sáenz, consejero delegado del Banco de Santander, adelantándose a algo que nos correspondía a nosotros. Dios no quiera que, en las dos semanas que le quedan, la apropiación de la personalidad de Mariano llegue a tal nivel que acabe con la crisis económica antes de que éste pueda tomar posesión del cargo.