Se trata de un muy lúcido ensayo sobre la compleja realidad de la sociedad catalana actual, en el que señala que un amplio sector de esta sociedad parece haber abandonado la doble defensa de la identidad y la alteridad que la habían caracterizado, y que por consiguiente ha dejado de creer en una Cataluña plural en una España diversa.

Mal que me pese, Rafael Jorba lleva toda la razón. Durante las tres últimas décadas, casi desde los mismos inicios del restablecimiento definitivo de la Generalitat, se ha creado en Cataluña todo un universo simbólico nacionalista que está en abierta contradicción con la realidad de una sociedad como la catalana, que a pesar de todos los pesares sigue mostrándose todavía en la actualidad mucho más compleja y diversa. Así, según el último barómetro dado a conocer por el Centro de Estudios de Opinión de la Generalitat (CEO), realizado el pasado mes de enero, el 42,7% de los ciudadanos de Cataluña se siguen considerando tan catalanes como españoles, mientras que el 19,4% se autodefinen únicamente como catalanes, el 11,27% se consideran más catalanes que españoles, el 5,3% se proclaman sólo españoles y el 3,7% se consideran más españoles que catalanes. Aún más, el mismo estudio indica que el 33,2% defiende una Cataluña como comunidad autónoma, el 31,2% apuesta porque Cataluña sea un estado en una España federal, el 24,5% apuesta porque Cataluña se convierta en un Estado independiente y sólo el 5,6% defiende que Cataluña sea una región española.

Los datos demoscópicos siguen siendo muy tozudos. Aunque, como bien advierte Rafael Jorba en La mirada del otro, el universo simbólico creado en Cataluña especialmente a través de gran parte de los medios de comunicación es claramente soberanista, y por consiguiente apuesta o promueve la opción independentista, la opinión muy ampliamente mayoritaria en la sociedad catalana sigue siendo entre autonomista y federalista, opciones éstas que sumadas dan, según el citado estudio del CEO, un 64,4% de apoyos, frente a sólo el 24,5% de apoyos a la opción soberanista o independentista, y al mínimo 5,6% que defiende sólo el regionalismo. Según el mismo estudio, el sentimiento de pertenencia doble, el de quienes se sienten tan catalanes como españoles, sigue siendo también el muy mayoritario, con el 42,7% de los apoyos, y si les suman el 11,27% de quienes se autodefinen como más catalanes que españoles y el 3,7% de quienes de consideran más españoles que catalanes se alcanza cerca del 57,7% de apoyos, frente a sólo el 19,4% que se autoproclaman únicamente catalanes.

A pesar de la existencia de un universo simbólico exclusivamente nacionalista, lo cierto es que en Cataluña mayoritariamente hay un sentimiento de identidad y alteridad, de quienes se sienten parte de una nación histórica y cultural en cuyo mismo interior convive una gran diversidad de identidades que no entran en colisión con la catalanidad y siguen apostando por la permanencia de una única comunidad que siente como propia la realidad española, también muy diversa en su interior, y no desea renunciar a ella, por mucho que se empeñen en impedirlo tanto los separatistas como los separadores.

Jordi García-Soler es periodista y analista político