Está muy bien que los dos grandes partidos nacionales, PP y PSOE, representados respectivamente por la vicepresidentita, Sáenz de Santamaría, y por la ronca Elena Valenciano, se pongan de acuerdo para terminar o para paliar al menos el drama de los desahucios. Y está muy mal que dejen fuera a todos los demás partidos, como si no pintasen nada o, peor, como si quisieran los réditos electorales solo para ellos -que es a lo que de verdad huele la operación-.

Ha costado tres muertes -que se sepa-, infinidad de tragedias personales, un serio tirón de orejas de la Unión y mucha movilización de muchos ciudadanos (¡y hasta llamadas de atención de jueces y policías!), pero parece que este lunes ya avanzarán alguna de las medidas contra los descarados abusos de los bancos, esos mismos bancos que han pedido y piden ayudas al Estado, o sea, a nosotros, a los ciudadanos a quienes están despojando, para sanearse -sus bolsillos, claro-).

Por supuesto que me parecerá bien todo lo que se haga para impedir que los bancos (en rigor, el sistema capitalista) cometan más abusos. Sorprende, sin embargo, que cause escándalo solo y precisamente cuando se trata de una propiedad -la casa, en este caso- y hayan pasado (y sigan pasando) desapercibidos, ignorados, tapados, silenciados, etc. todos los demás abusos del sistema del que éste es un caso, tremendamente significativo y doloroso, pero un caso.

Lleva años el sistema capitalista (eso que voy insistentemente llamando fundamentalismo neoliberal, porque es lo que realmente es) esquilmándonos, despojándonos de trabajo, derechos y libertades; años excluyendo sin miramientos a quienes no son rentables para el sistema; años convirtiéndonos a los ciudadanos únicamente en consumidores y en excluidos cuando no podemos consumir: extraer de todos y cada uno de nosotros hasta el último beneficio posible está en la lógica más profunda del sistema.

Está muy bien que se paren los desahucios, pero para lo que hay que ponerse de acuerdo urgentemente es para cuestionar es este sistema capitalista sin freno que nos gobierna. Ese mismo sistema que comprará los activos del banco malo -o sea, esos pisos de desahucios- con más de un 68% de descuento para que puedan especular bien con ellos. ¿Habrá acuerdo para eso? Pues no.

Jesús Pichel es filósofo y autor del blog 'A lomos de una pantera'