El fallecimiento de Pepe Oneto ha caído como un cubo de agua helada sobre nuestras cabezas. Se ha ido un referente para todos los periodistas, un pedazo de la historia de este país y el gran narrador de la Transición. Una Transición que vivió y contó como nadie aquí y más allá de nuestras fronteras. Y la pudo contar porque no fue un mero espectador, sino parte de la misma.

En plena dictadura de Pinochet en Chile, viajé con él al país sudamericano, para contar nuestro paso de la dictadura a la democracia. Allí tuve la ocasión de conocer, más allá del periodista, a la persona. Si algo podía definir a Pepe Oneto era su simpatía. Era un tío divertido, que jamás permitía bajar la guardia, ni siquiera ante la posibilidad cierta de que nos detuvieran. Estábamos haciendo oposición a un régimen sanguinario, que no dudó en cargarse a periodistas que solo alzaran algo la voz. En noches difíciles, lograba que nos olvidáramos de todo gracias a su humor, siempre a flor de piel. Como dijera, años después, Dario Fo: “La risa libera al hombre de sus miedos”. No hay otra frase que se ajuste más a la actitud de Pepe ante cualquier circunstancia. “El poder no soporta el humor, ni siquiera los gobernantes que se llaman democráticos”, remataba el actor y escritor italiano.

Se ha ido un hombre comprometido. Un hombre que se enfrentó al franquismo como periodista y como militante del Frente de Liberación Popular. Y que, no satisfecho con ello, cruzó el Atlántico para enfrentarse a otra dictadura.

Su partida deja un gran vacío en el periodismo, que cada vez encuentra menos espacios para la independencia, que él ejercía de manera radical. No le importaban los enfados ni, si ese enfado venía desde la izquierda, la derecha o el centro. Él decía su verdad con una ironía que ha hecho escuela, solo al dictado de su conciencia.

El periodismo era su pasión y la demostración palmaria de que esto era así, es que siguió publicando sus opiniones aun desde la clínica en la que estaba ingresado en San Sebastián, después de una complicadísima operación. Su último tweet es de hace poco más de una semana y en él hablaba de Trump y Ucrania. Jamás dejó de estar informado.

Él se enfadaría, y mucho, si nos dejáramos invadir por la tristeza. Seguramente, quería que se le recordara con humor. Y cuanto más ácido, mejor. Se va a hacer difícil, pero habrá que intentarlo.

Adiós a un gran periodista, una gran persona, un gran amigo. Descanse en paz.

Enric Sopena es Presidente Ad Meritum y fundador de ElPlural.com