A Miquel Iceta, primer secretario de los socialistas catalanes, se le reconoce un gran olfato político. Sabe bien lo que es Cataluña y tiene que hacer complejos equilibrios en estos complicados momentos de precampaña electoral, El gran pecado de Iceta, en los últimos días, ha sido para los de Casado, Rivera y compañía, la derechona, dar su opinión desde la atalaya de gran conocedor de su territorio.

Ni más ni menos, Iceta apuntó que en el hipotético supuesto de que el  65% de los catalanes quisieran la independencia, la democracia debería encontrar un mecanismo para habilitar una consulta.

¿Pero hay algo más normal en una democracia que debatir si la situación debe avanzar? Veo que el primer secretario del PSC no hace más que plantear que, frente a un escollo de terquedad manifiesta de un sector de la sociedad catalana, con un Govern cada día más desquiciado, se deben buscar soluciones, en vez de permitir que la otra mitad de los catalanes sigan sumidos en un silencio impuesto.  

Ocurre que con las elecciones generales a la vuelta de la esquina, en donde España se jugará su futuro, el líder socialista catalán se ha visto obligado a retrotraerse a posiciones más prudentes. No porque su análisis no sea acertado, sino porque la apuesta, es en este momento de mucho calado. Sin olvidar a los profesionales de la crispación que aprovechan cada resquicio para intervenir. Cayetana Álvarez de Toledo, la primera candidata del PP por Barcelona ataca con saña a Miquel Iceta: “Pidió indultos y se empeña en dar oxígeno al nacionalismo. Ahora dice que si alcanzan el 65% de los votos hay que dejar hacer el referéndum. El PSC no tiene escrúpulos, ni criterio, ni principios, ni remedio”. Olvida Álvarez de Toledo que representa a un partido que ha dado buenas muestras de cumplir fielmente con esos cuatro principios que ella achaca a su rival.

Para no ser menos, desde las filas naranjas, Inés Arrimadas ha exigido el cese de Iceta pues sus opiniones le parecen de inusitada gravedad, claro,

En el fondo lo que rige es el miedo. Un temor que aumenta entre los socios principales de esta derecha que ve como los sondeos disminuyen sus expectativas y avanzan las posibilidades de que gane el PSOE. Y en el caso de los de Casado, subyace la certeza de que la corrupción sentenciada en sede judicial, de la que los tribunales aun conocerán  mucho más en los próximos meses, tiñe del color de la porquería a la formación que antes presumía de gaviota.

Frente a tales exabruptos, destaco las palabras de Iceta este sábado en un mitin: “No queremos la independencia ni queremos retroceder. Queremos diálogo y hacer políticas al servicio de la gente, y el que está abriendo una luz de esperanza para conseguirlo es Pedro Sánchez (…) En una campaña, lo que no se puede hacer es mentir y la derecha está mintiendo. La unidad de España solo peligra cuando gobierna el PP”. ¿Se dan cuenta? Por estas cosas le tienen miedo.