Poco o nada parece importar a estos profetas del apocalipsis que casi todos los problemas a los que se refieren se produzcan también en otros países, en no pocas ocasiones con proporciones y características mucho más graves de lo que acontece en España, y sin tener en cuenta que muchos de estos países estén gobernados por partidos de derechas. Tanto les da, porque en realidad su intención es demonizar absolutamente a los socialistas, porque incluso a pesar de los vaticinios de todas las encuestas conocidas, temen que una vez más se les escape la tan ansiada victoria electoral del PP en la que tienen puestas todas sus esperanzas. Poco o nada les importa que la Italia del derechista Silvio Berlusconi esté viviendo con insólita crudeza una crisis económica de enormes dimensiones, que ha obligado al Gobierno a adoptar toda una serie de medidas drásticas que si hubiesen sido aplicadas en España por el Gobierno del PSOE ya habrían sido duramente criticadas. Poco o nada les importa que en la Gran Bretaña del conservador David Cameron se hayan producido y se produzcan aún muy importantes explosiones de violencia e ira social protagonizadas en varias ciudades inglesas por grupos de jóvenes que se sienten víctimas de la crisis. Poco o nada les importa que en el Portugal presidido ahora por el conservador Pedro Passos Coelho haya impuesto en su país un programa de recortes presupuestarios mucho más duro que el que se negó a apoyar cuando gobernaban los socialistas. Poco o nada les importa también que en la Francia presidida por el también conservador Nicolas Sarkozy se adviertan cada vez más nuevos síntomas de descontento social ante la magnitud de las duras medidas restrictivas anunciadas por el Gobierno.

Al parecer, para todos estos propagandistas del PP todo lo malo que sucede en todos estos países, como todo lo malo que sucede asimismo en casi todo el mundo occidental, tanto en Estados Unidos como en muchos otros países europeos gobernados por todo tipo de formaciones políticas, no tiene nada que ver con los problemas que aquejan actualmente a España, no tiene nada que ver con una gravísima crisis económica y financiera que afecta a casi todo el mundo occidental, qu a la vista está que es la primera gran crisis económica del mundo global en el que vivimos. Una crisis gravísima a la que nadie parece encontrar solución, entre otras razones porque se trata de una crisis sistémica, que afecta al conjunto del sistema económico en el que vivimos, un sistema que como mínimo en las dos o tres últimas décadas se ha caracterizado por doblegarse ante la dictadura de unos mal denominados mercados detrás de quienes se ocultan los poderosos intereses especulativos de grandes fondos de inversiones, en un contexto financiero internacional sometido a la desregulación absoluta, según los dictados del ultraliberalismo salvaje.

Jordi García-Soler es periodista y analista político