José María Aznar llegó a ser presidente del Gobierno de España gracias a su abuelo, que era periodista y diplomático. En un libro de Planeta Singular, escrito por Jesús Tanco Lerga, profesor de la Universidad de Navarra, los elogios son notables aunque, evidentemente, excesivos.

Cierto es que ese abuelo mencionado fue un periodista muy conocido durante el régimen franquista, mezclado con sus viajes diplomáticos en nombre del Caudillo por la gracia de Dios. Dijo Franco el 28 de octubre de 1954 : “He recibido un extenso informe del embajador Aznar, en el que me dice que la campaña en contra nuestra está inspirada por la masonería, que por lo visto tiene mucho arraigo y su gobierno en Argentina”.

 José María Aznar, con el dedo, como hiciera Manuel Fraga Iribarne con él, nombró a su sucesor, Mariano Rajoy Brey

Cuando José María Aznar iba creciendo y acudiendo al colegio del Pilar, empezó también a escuchar muchas veces las historias y las reflexiones del abuelo. Supo, pues, el joven José María, lo que es la política, el periodismo y la diplomacia. Lo que apenas se conocía era lo siguiente: “Acerca de otras conversaciones mantenidas en diferentes épocas de su vida con el fundador del Opus Dei”, como explica Jesús Tanco Lerga en una biografía sobre su abuelo.

Una vida, la de José María Aznar, que le condujo primero a la Falange en versiones varias. Luego también fue el jefe de los llamados peperos. Saltó al campo para predicar las bondades del centrismo. Ni derecha, ni izquierda, ¡viva el centro!, decía mientras era ya flamante presidente del Gobierno. “España iba bien,” gracias a él por supuesto.

También con el dedo, como hiciera Manuel Fraga Iribarne con él, nombró a su sucesor, Mariano Rajoy Brey. Poco después lo bombardeó y lo humilló a menudo, enloquecido. Este hombre, Aznar, se acaba de desmarcar de la presidencia de honor del PP porque en su relato personal, el partido que él refundó le acaba ignorando. No ha sido una rabieta pasajera. Se siente gravemente ofendido.