Monago aterrizó en la Presidencia extremeña, dando lecciones -a diestro y siniestro- de severa austeridad, mientras  anunciaba gozoso el final del ciclo socialista. Tanto Monago como los izquierdistas rebeldes de Extramadura  acusaron al PSOE de todo género de despilfarros y, como mínimo, de corruptelas.

Estadista de pitiminí
Monago pretendía conquistar el poder político y hacer feliz así a su amo y señor, Mariano Rajoy. A este estadista de pitiminí le debe de parecer muy razonable que su pupilo de Extremadura haya fichado como asesores, por 3.500 euros al mes y 14 pagas, a su entrenador personal y a su profesor de pádel, ese deporte introducido en España merced a José María Aznar y, entre otros, a Pedro J. Ramírez.



¿Amiguitos del alma?
Sus partidos de pádel sirvieron para que ambos, Jose y Pedro, se hicieran muy amigos. O amiguitos del alma, que diría El Bigotes de la Gürtel. En aquel tiempo, por cierto, y una vez derrotado por los pelos Felipe González, los jefes de Gürtel empezaron a entrar y salir –como Pedro por su casa- de Génova 13 y de la Moncloa.

¡Botella, alcaldesa; lo que nos faltaba!
Todo  eso sucedió después de que Ana Botella se gastara un dineral cambiando totalmente el palacio presidencial porque –señaló con displicencia- ahí no podía vivir una “familia”. Ahora, pronto, Botella será la alcaldesa de Madrid. Creíamos aquello de que  Dios aprieta, “pero no ahoga”. Sin embargo, vemos  ahora que, para nuestra desgracia, no es verdad. ¡Lo que nos faltaba! ¡Botella, alcaldesa!

La vuelta a la tortilla
En muy poco tiempo, el mencionado jugador de pádel le ha dado la vuelta a la tortilla. Convirtió a  la IU extremeña en colaboracionista de la derecha. Ha sido el único presidente autonómico del PP que ha defendido la recuperación del impuesto sobre el  patrimonio, que afecta a las grandes fortunas. ¿Es un héroe socialdemócrata?

Con el visto bueno de Rajoy
¿O es simplemente un oportunista que con tal de ser presidente se pasa sus principios éticos –si es que los tiene activos- por el arco de triunfo? Y naturalmente, todo ello con el visto bueno de Rajoy. Si París bien vale una misa, Extremadura bien vale una demostración de sensibilidad social, ¿O no, don Mariano?

Frente de izquierdas
IU dispone de una ocasión única para deshacerse políticamente de la derechona y para abrir un frente de izquierdas con el PSOE. Su actuación fue en términos políticos incomprensible. La pinza, aquel invento de Julio Anguita, sólo acabó favoreciendo a la derecha. La pinza en Extremadura hace lo mismo. Ahora es el momento de que IU le diga ¡basta! a este personaje a las órdenes de Rajoy.

Enric Sopena es director de ELPLURAL.COM