En España se está escribiendo la historia del deporte, del feminismo y de la igualdad. Estoy convencido que en un par de años, esta lucha por los derechos de las mujeres se recogerá en una serie documental a la altura de las de Amazon Prime. Y por supuesto se titulará: ¡Se acabó!

La indignación social, el feminismo, la FIFA, los medios internacionales y el propio Gobierno con su presidente, Pedro Sánchez, a la cabeza, le han mostrado la puerta de salida a Luis Rubiales. Se ha pinchado la burbuja machista del mundo del fútbol español.

El pasado domingo, España mostró al mundo su mejor imagen. Las jugadoras de la selección española de fútbol consiguieron ser campeonas del mundo, como lo fueron Casillas, Piqué o Iniesta en 2010. Las mejores. Nada ni nadie les puede quitar este éxito sin precedentes, pero hubo quien ensució el día, besando a la jugadora Jennifer Hermoso en prime time, sin su permiso, ante las cámaras del mundo, se trataba del máximo representante del fútbol español.

Se ha conseguido un hito histórico, no solo desde el ámbito deportivo. Estas jugadoras han roto otro techo, no de cristal, sino de hormigón. Dando esperanza y fuerza a todas aquellas niñas y mujeres que luchan y se esfuerzan cada día por ocupar espacios masculinizados. Un día de orgullo manchado por actitudes machistas.

Actitudes machistas y de abuso de autoridad que no puede tolerar nuestra sociedad, porque no estáis solas, porque nuestras niñas no deben asimilarlas como normales ni nuestros niños imitarlas.

España es referente a nivel mundial en políticas de igualdad, y en pleno siglo XXI este tipo de comportamientos no pueden aceptarse ni tolerarse, pese a quien pese. ¿En qué país del mundo un presidente de la Federación de Fútbol se cree con la impunidad de besar en la boca a una jugadora de la selección que acaba de ganar un Mundial? Un gesto bochornoso y lamentable que no puede quedar impune. Porque si el abuso de poder no tiene consecuencias, se entiende que puede estar justificado agarrar a una mujer y sin su consentimiento violentar su cuerpo.

¿En qué siglo cree que vive Luis Rubiales? ¿Tan intocable se creía que en pleno palco de autoridades durante la celebración de la final del Mundial, al lado de la Reina Letizia y de la Infanta Sofía, se permitió incluso el lujo de agarrarse la entrepierna, en un gesto absolutamente obsceno? Rubiales no representa a España ni a los españoles y españolas.

Ante la presión y para ganar tiempo, Rubiales anunció su dimisión, pero nunca pensó en irse. Cobra 4 veces más que el Presidente del Gobierno. Unos 700.000 euros brutos al año. Por eso se aferra al cargo. Por eso en la Asamblea de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) del viernes se presentó como víctima. Por eso cargó contra la prensa nacional y contra quienes le denunciaron. Por eso dio lecciones sobre lo que es igualdad. Por eso arremetió contra el feminismo español. Podría haber cargado contra el New York Times, la CNN, la BBC, L´Equipe o Le Monde que han criticado lo que hizo, pero eligió al feminismo español.

Rubiales en dicha asamblea de la RFEF trató de convertir un beso sin consentimiento y el daño internacional a la imagen del fútbol español en una cuestión menor para poder seguir cobrando un “pastón”. Su intervención fue jaleada y aplaudida por la caverna del fútbol español. El discurso recorrió el planeta.

La jugadora Hermoso ha desmentido a Rubiales y ha negado consentimiento: “Me sentí víctima de una agresión”. “El beso no fue consentido ni de mi agrado”. Y las 23 jugadoras de fútbol campeonas del mundo han dicho basta: “No  volvemos a la Selección si continúan los actuales dirigentes”.

Tras la comparecencia de Rubiales, se convocó una del Secretario de Estado para el Deporte y presidente del Consejo Superior de Deportes que ha denunciado a Rubiales ante el Tribunal Administrativo del Deporte (TAD) por dos infracciones muy graves: “abusos de autoridad” y “actos contra la dignidad y el decoro deportivo”. Un día después, el ministro de Cultura y Deporte, Miquel Iceta, asegura: “En lo que dependa de nosotros, son las últimas horas de Rubiales” y ha mostrado preocupación por la imagen internacional de España.

A todo ello se une el expediente disciplinario de la FIFA por el beso no consentido y los gestos obscenos de Rubiales en el palco, algo sin precedentes. Se suman 4 denuncias ante el Consejo Superior de Deportes. Se añade el rechazo de algunos clubes a las actitudes del presidente de la Federación, el primero fue el Getafe. Casillas solo necesitó dos palabras para definir lo ocurrido: “Vergüenza ajena”. También ha habido rechazo de entrenadores como Ancelotti y de jugadores como Isco o Borja Iglesias, quien ha dicho que no volverá a la selección “hasta que las cosas cambien y esto no quede impune”. Lo que nadie ha entendido ha sido el silencio cómplice de la mayoría de los jugadores profesionales de fútbol que no han salido a apoyar a sus compañeras.

Los ojos del mundo han admirado el éxito del futbol femenino español en el ámbito internacional, y bajo ningún concepto esa imagen puede seguir empañada por un lamentable acto machista. Hemos ganado el Mundial de Fútbol Femenino y hemos ganado en dignidad, porque hay gestos y declaraciones que no tienen cabida en nuestro país. Se acabó. Fin del partido: Igualdad 1- Rubiales 0.