Tantos años de insultos, desavenencias, caras largas y encontronazos y resulta que Felipe González y José María Aznar estaban de acuerdo en casi todo. La de debates y malos ratos que hubiéramos podido ahorrarnos de haberlo descubierto a tiempo. Pero no hay mal que por bien no venga y el amor que se ha despertado entre ellos, aunque tardío, estoy convencido de que nos va a dar muchas tardes de gloria.

Esta misma semana, en un acto organizado por Sociedad Civil Ahora, los ex presidentes nos obsequiaron con algunas reflexiones filosóficas y existenciales, sobre la debacle que se avecina en España con este gobierno de peligrosos comunistas. Dicen estos añorados jarrones chinos, que los españoles no nos sentimos representados por nuestros gobernantes. Al parecer, ahora votamos al tuntún, sin saber muy bien la papeleta que metemos en la urna y luego nos sorprendemos con el resultado de las elecciones.

Pero lo que más unió a ambos ex mandatarios y actuales millonarios es la cuestión catalana. No dudaron en calificar la mesa de negocación recién estrenada, como el cáncer que ha de acabar con la santa unión de la patria española. La ruindad y falta de escrúpulos de Pedro Sánchez, según Felipe y José María, es de tal calibre, que sólo la movilización de la sociedad civil (y militar si fuere necesario, no lo dijeron pero lo piensan), puede reconducir semejante desvarío.

Puede que a muchos de los jóvenes que leen este diario, González y Aznar les suenen muy lejanos. Pero deberían saber que sus gobiernos se caracterizaron por la firmeza que mantuvieron frente a las pérfidas tentaciones de nacionalistas catalanes y vascos. Jamás aceptaron, para mantenerse en el poder, el voto de un partido de rasgo separatista. Aznar consiguió que Pujol hablara castellano en la intimidad incluso con su familia. González mantuvo siempre a raya al PNV. Y, nunca, nunca ninguno de ellos se sentó a negociar con la banda terrorista ETA. Pero no me hagáis mucho caso, a veces me falla la memoria, mejor repasáis vosotros la hemeroteca.