García-Gallardo, vicepresidente de la Junta de Castilla y León por la gracia de Vox, pretendía obligar a las mujeres que quisieran abortar en la comunidad que gobierna junto al PP, a escuchar los latidos y a ver una ecografía en 4D del feto antes de tomar una decisión definitiva. El joven e inexperto político ultra está convencido de que muchas de las mujeres que deciden dar este paso, lo hacen de forma impulsiva e irreflexiva, como corresponde a individuos que, como dijo el portavoz de Vox en el ayuntamiento de Móstoles, "valen casi tanto como los hombres"

Está tan convencido de la incapacidad de las mujeres para poder decidir sobre su propio cuerpo que hasta él, que declaró el jueves que "no sé mucho de embarazos", sabe más que ellas y se ve en la obligación de tutelarlas. Con su custodia no sólo pretende liberarlas de la responsabilidad de tener que tomar una decisión tan trascendental, sino de arder eternamente en el infierno por cometer pecado mortal. Para García-Gallardo y para el resto de los dirigentes de Vox y la mayoría del PP, el aborto es un pecado mortal, porque contraviene el quinto mandamiento: No matarás. Curiosamente, casi el cien por cien de quienes están en contra del aborto, están a favor de la pena de muerte, que también quebranta la ley de Dios.

Puede parecerles una contradicción que la derecha esté a favor de la pena de muerte y en contra del aborto, pero precisamente la contradicción es la base y esencia de su pensamiento político. Buen ejemplo de ello lo están dando desde que se aprobó la ley del "sí es sí". Los mismos que se han pasado años asegurando que no existe violencia machista, que la violencia es independiente del género y que mujeres y hombres tenemos las mismas posibilidades de morir a manos de nuestra pareja, ahora se muestran escandalizados y muy preocupados porque con la nueva ley muchos asesinos, violadores y maltratadores en general, pueden ver reducida su condena. ¿Pero no habíamos quedado en que la violencia machista no existe? ¿No les llama la atención que la totalidad de quienes han visto reducidas sus condenas son hombres?

Estoy seguro de que si le preguntaran a García-Gallardo sobre esta evidente incoherencia, se limitaría a responder que se trata de una simple casualidad, una cuestión de suerte. Nada, que las mujeres llevan unos miles de años de mala racha.