¡Qué poco le importa a Alberto Núñez Feijóo y los suyos España y los españoles! Lo vimos claramente la pasada semana en el Senado cuando PP y Vox votaron en contra de la ampliación de muchos derechos que beneficiaban a millones de personas en nuestro país. Y no se quedaron solo ahí, aprovecharon sus intervenciones para incidir una y otra vez en crispar y dividir a la ciudadanía.

¿Cómo es posible que Feijóo esté en contra de revalorizar las pensiones conforme al IPC? ¿Cómo puede rechazar un IVA reducido para alimentos y energía? ¿Cómo puede oponerse a que se bonifique el transporte público? ¿Cómo puede rehusar 10.000 millones de euros de la UE para reindustrializar nuestro país?  

Solo desde la mayor de las irresponsabilidades se puede votar en contra de todas estas mejoras sociales para los ciudadanos. Solo de la mayor de las irresponsabilidades se puede amenazar con recurrir todas estas medidas ante el Tribunal Constitucional. Solo desde la mayor de las irresponsabilidades se puede llegar a decir, como hizo la Sra. Ayuso, “que se busquen la vida”. ¿Es que el PP es incapaz de ver más allá de su propio ombligo?

Alguien como Feijóo, que ha cobrado tres sueldos a la vez: como senador, como líder del PP y como presidente del grupo parlamentario popular en el Senado, alcanzando hasta 14.750 euros mensuales, ¿cómo puede estar en contra de que se suban las pensiones 52 euros más al mes? ¿Cómo puede explicar el PP a sus votantes mayores de 65 años que no se deben revalorizar las pensiones contributivas un 3,8% y las no contributivas, las más bajas, un 6,9%? ¿Por qué no quieren que los bancos dejen de cobrar comisiones por retirar efectivo en ventanilla a mayores de 65 años y a personas con discapacidad? ¿Esto es cinismo o es mala fe? Ahora se entiende mejor por qué Feijóo nunca tuvo altura política para dirigir nuestro país.

¿Cómo puede el aún líder del PP decir en una rueda de prensa que hoy a las familias les cuesta más llegar a fin de mes, cuando ha votado en contra de mantener al 0% el IVA para los alimentos de primera necesidad, como la leche, el queso, el pan, los huevos, las frutas, las verduras, las legumbres o el aceite de oliva? ¿Esto es cinismo o es mala fe?

¿Cómo puede Feijóo decir que va a convocar una manifestación para el día 28 de enero porque está en contra de lo aprobado por el Gobierno de Pedro Sánchez? ¿Qué es lo que no le ha gustado en concreto? ¿No gusta que se suspendan los desahucios para familias vulnerables? ¿No le gusta que se prohiba el corte de suministros esenciales a las familias? ¿No le gusta que se mantengan los descuentos en el transporte público? ¿No le gusta que se prorrogue la gratuidad de los Cercanías y la Media Distancia? ¿Qué es lo que no le gusta concretamente?

No sabemos lo que disgusta a Feijóo, pero sí sabemos que si él hubiese gobernado nuestro país, jamás habría aprobado ninguna de todas estas medidas. A él no le preocupan nuestros mayores, nuestros jóvenes ni el futuro de las familias de nuestro país. Nunca han sido su prioridad. ¡Ya está bien!

Feijóo ha pasado de la euforia a la ira. El líder del PP y los medios de derechas se frotaban las manos imaginando que el gobierno progresista comenzaría esta legislatura perdiendo todos los decretos. Apostaron porque a los españoles les fuese mal para que al PP le fuese bien. Volvieron a equivocarse. Con una capacidad de negociación extraordinaria Pedro Sánchez lo consiguió. Una vez más ganaron los españoles que tendrán mejores pensiones, energía barata y transporte gratis. Y una vez más perdió el PP.

Todos sabíamos que la legislatura no sería fácil, sobre todo cuando enfrente hay una oposición de derecha extrema, formada por PP-Vox, que prefiere que se hunda España a mejorar la vida de los españoles. Una oposición que es incapaz de proponer una sola iniciativa en positivo, porque su único planteamiento es un no rotundo a todo.

Pactar no es fácil, por supuesto, pero esto es la política; la capacidad de proponer, negociar y acordar para sacar adelante cuestiones que mejoren la vida de la gente. Solo pactando se incrementan las pensiones, se impiden los desahucios y se consigue el transporte público sea gratuito. Feijóo es más de ordeno y mando. A él la democracia le viene muy grande.

Feijóo sigue hablando de amnistía, para no hablar de sus pactos con Vox en comunidades y ayuntamientos, para no hablar de sus recortes en los derechos de las mujeres allí donde gobiernan, de sus recortes en Memoria Histórica y de sus recortes en cultura. Esta es la España donde ellos se sienten cómodos, la de los recortes en derechos y libertades.

Pero Feijóo también sigue hablando de amnistía para ocultar actuaciones nada democráticas, como las del gobierno de Rajoy, que investigó al margen de la ley a partidos independentistas durante al menos cinco años, de 2012 a 2016, a través de diferentes cuerpos policiales, sirviéndose de informes falsos con acusaciones falsas que atacar a los líderes catalanes. Esto no ocurre en ningún otro país democrático sin consecuencias graves para los implicados. Pero con el PP aún estamos esperando a que Feijóo rechace este tipo de comportamientos y actitudes fuera de la Constitución. Tanto que opina sobre todo, ¿por qué no opina sobre su “Watergate” particular?

España avanza, pese a quienes ponen palos en la ruedas. España progresa, pese a los que como Feijóo y Abascal votan en contra de los pensionistas, de los jóvenes y de las familias. El 23J los españoles con su voto, conformaron la representación plural que tenemos hoy. Y como dice el presidente del Gobierno Pedro Sánchez, el PSOE es el único partido capaz de entender esa realidad y el único con capacidad para gestionar esta pluralidad para que España siga avanzando.