En política hay que tomar decisiones en momentos complicados y difíciles. Hay quien prefiere ir de puntillas para intentar quedar bien con todos y todo el tiempo, pero también hay quien defiende sus ideales pese a quien pese. Pedro Sánchez nunca ha sido de medias tintas, siempre ha peleado y defendido en lo que ha creído y siempre ha sido leal a los principios y valores socialistas: libertad, igualdad y justicia. Y lo que está ocurriendo en Gaza es una terrible injusticia, como reconocen la inmensa mayoría de españoles.

El presidente Pedro Sánchez condenó de inmediato el atentado terrorista de Hamás contra Israel, pero esa repulsa no puede servir para ponerse una venda en los ojos y no querer ver cómo Israel está masacrando a personas desarmadas, a civiles y a miles de niños y niñas inocentes e indefensos en Gaza. La respuesta a la barbarie no puede ser una barbarie infinitamente mayor con más de 16.000 palestinos muertos, de los que 5.500 son niñas y niños. Hay 4.000 desaparecidos y un desplazamiento forzoso de más de un millón y medio de personas. Donde la falta de suministros solo va a empeorar estas cifras. Donde se destruyen hospitales y escuelas.

Seguro que no era fácil haberlo hecho, porque la inmensa mayoría de líderes occidentales llevan 75 años sin atreverse a molestar a Israel. Solo si se tienen convicciones profundas y mucha valentía, se le puede decir al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, lo que no quiere oír, y sobre todo decírselo en su propio país. Casi nadie lo ha hecho, pero Pedro Sánchez sí lo hizo.

Con semblante serio durante toda la reunión mantenida con los líderes israelíes, demostrando que no estaba allí para darle un apoyo incondicional a lo que estaban haciendo, como sí habían hecho representantes norteamericanos, británicos y alemanes en sus visitas al país, el presidente Sánchez le dijo al primer ministro israelí: “El número de palestinos muertos es realmente insoportable. Debe distinguirse claramente entre objetivos militares y la protección de los civiles”.

Cuando el presidente del gobierno español tuvo que condenar el atentado terrorista de Hamás lo hizo. Cuando tuvo que expresar su solidaridad con todas las víctimas israelíes lo hizo. Cuando tuvo que hacer un llamamiento a la liberación incondicional e inmediata de todos los rehenes lo hizo. Pero cuando le ha tenido que hablar muy claro a Netanyahu, también lo ha hecho. Porque esto no va de partidos ni de ideologías, esto es una cuestión de humanidad.

Pedro Sánchez quiere y defiende la paz: “No podemos permitirnos, sobre todo los israelíes y los palestinos, seguir viviendo bajo la amenaza constante del conflicto. Ha llegado el momento de romper definitivamente este interminable ciclo de violencia que condena a la región desde hace décadas. Es hora de dar a la región un horizonte de paz, seguridad y prosperidad”.

Y también ha planteado una solución a tantos años de conflicto en la zona. Por esto, apunta que “el Gobierno de España está comprometido con la solución de los dos Estados que ponga fin a los ciclos interminables de violencia y permita a Palestina e Israel coexistir en paz y seguridad. Así se lo he trasladado al presidente de la ANP, Mahmoud Abbas’s. La Autoridad Palestina debe restablecerse en Gaza y proporcionar seguridad y servicios básicos a la población”.

Pedro Sánchez intervino el viernes frente al paso fronterizo de Rafah: “La matanza indiscriminada de civiles inocentes, incluyendo miles de niños y niñas es totalmente inaceptable. La violencia solo conducirá a más violencia”. Y abrió la puerta a que España reconociera unilateralmente a un estado palestino si el resto de los países de la UE no da el paso.

Hay que recordar que Israel pidió al secretario general de la ONU su dimisión por decir que los “terribles ataques” de Hamás contra Israel el 7 de octubre no pueden justificar el “castigo colectivo del pueblo palestino” y por hablar de “las claras violaciones de derecho internacional humanitario que se están produciendo en Gaza”. Incluso el Papa Francisco tilda de “genocidio” los ataques de Israel contra la población civil en Gaza.

Pero Netanyahu no acepta ninguna crítica, por eso Israel el pasado viernes llamó a la embajadora española para “una dura conversación de reprimenda”, pero si Netanyahu pensaba que nuestro país se iba a achantar, es que no conoce a Pedro Sánchez. La respuesta no se hizo esperar, a última hora del viernes el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, procedió también a convocar a la embajadora israelí.

Por encima de ideologías políticas, todos los españoles, o la inmensa mayoría de ellos, siempre hemos estado en contra de la barbarie y la matanza de civiles y de niños, pero resulta que no, porque Feijóo se ha situado a favor de Israel y en contra del Gobierno de España, en contra de la ONU y en contra del Papa. Y hasta del propio presidente de Estados Unidos, Biden, que ayer abogaba por la solución de dos Estados. ¿Tampoco le gusta a Feijóo la postura de Biden? Definitivamente, Feijóo, en contra de la opinión de muchos militantes del PP, se ha quedado solo, absolutamente solo, defendiendo a Netanyahu. Ni siquiera muchos israelitas comparten las matanzas de la población civil de Gaza.

Sr. Feijóo le recuerdo que en 2014 el Congreso de los Diputados instó al gobierno al reconocimiento del Estado Palestino con el voto del PP y que Galicia ese mismo año fue declarada enemiga por Israel tras votarse en el Parlamento gallego el reconocimiento palestino. ¿Ya se le ha olvidado esto? Y es que PP y coherencia no caben en una misma frase.

Incluso referentes importantes de la derecha han afirmado que Feijóo comete un gravísimo error al apoyar a Netanyahu, porque está llevando a cabo una guerra donde la población civil está siendo masacrada. Es triste, muy triste que el PP utilice un drama internacional solo por llevarle la contraria al PSOE.

Por su parte, Zapatero volvió a dar ejemplo de la política de paz en el gran mitin socialista en Ifema del domingo, cuando dijo: “A mí me acusaron de terrorismo cuando retiré las tropas de Irak, pero llevábamos razón. El derecho de defensa nunca podrá incluir que haya víctimas inocentes, niños, civiles. Nunca, en ningún sitio, ante ningún país. Matar es solo matar”.

Sr. Feijóo, España ya no es el hazmerreír de las Azores. Donde por fumarse un puro con los pies en lo alto de una mesa junto a George Bush, Aznar metió a España en una guerra con mentiras y engaños. ¿Dónde estaban aquellas armas de destrucción masiva que nunca se encontraron? ¡No más mentiras del PP!

España defiende la justicia. Como dice Pedro Sánchez: “condenar los viles atentados terroristas de una banda terrorista como Hamás, y al mismo tiempo, condenar la matanza indiscriminada de civiles palestinos en Gaza. No es cuestión de ideologías, es una cuestión de humanidad”.