Esta semana hay un asunto que me tiene fascinado: el concepto de apropiación cultural. Gente en pleno año 2018, después de siglos y siglos de evolución, mezcla y feliz mestizaje de personas, razas, ideas y culturas vienen a estas alturas a exigir poco menos que carnets de cristiano viejo y certificados de ADN cultural a la hora de que cada cual haga simplemente lo que le salga de las santos y santas ovarios y pelotas.

¿Qué queréis que os diga? Hice el mundo en seis días y lo demás es apropiación cultural. Hasta hace muy poco se veía como algo muy positivo que alguien de una cultura hiciese suyos elementos de otra, pero al parecer ahora entre las nuevas y felices aportaciones que nos vienen del otro lado del Atlántico ha aparecido la idea contraria: cada uno en su casa y Dios en la de todos. De locos:

¿Qué habría sido de la historia de la música de haber hecho caso a estos talibanes de la apropiación cultural?

¿Acaso la cultura es algo que tiene no sé quién guardada bajo siete llaves?

Ja,ja,ja,ja:

¡La mezcla es buena! ¡Así es como crecemos y surgen cosas interesantes!

Menudo disgusto…

La única apropiación cultural que conozco es ésta:

Con tanta gilipollez la gente ahora vive con miedo:

Que no me entere yo…

Estamos a un paso de restaurar la Inquisición:

Venga, chau: