Siempre he abogado por el compromiso de los intelectuales con su tiempo. Una enseñanza que aprendí de mis mayores, en especial del maestro Rafael Alberti, pero vigente en la mayoría de los que conocí y fueron importantes en sus lecciones y en mis afectos. Cada vez más me dejo los ojos, la voz y las manos defendiendo la posibilidad de que la cultura sea un espacio de encuentro, de diálogo, de humanidad, un refugio desde el que partir, en tiempos cada vez más oscuros y barbaros; tiempos enajenados. En el marco del Festival Horizonte Abierto se celebró la semana pasada la primera edición de Escribidores México 2024: Vida, Muerte y Ficción, evento que reunió a grandes autores como el escritor y director de cine Guillermo Arriaga, responsable de guiones magníficos como los de las películas Amores Perros o 21 gramos, Ángeles Mastretta, una de las reinas de la narrativa mexicana e hispanoamericana, o Álvaro Vargas Llosa, entre otros,  para dialogar sobre las narrativas que trascienden fronteras y conectan culturas. Sucedía este evento muy pocos días después de la toma de posesión de la actual presidenta del país, Claudia Sheinbaum, que no invitaba al jefe del estado español, el rey Felipe VI a su toma de poder, ateniéndose a que su antecesor, Andrés Manuel López Obrador, envió una carta personal al rey de España para pedirle que, con motivo de la celebración de 200 años de Independencia de México, el reino de España expresara una disculpa por los "agravios causados" durante la conquista de México y esta no fue respondida.

La Universidad de la Libertad (UL) fue la anfitriona de esta fiesta que aplaude el poder de la literatura y la riqueza cultural que comparten América y Europa y en el que, la lengua, el español, es el mayor patrimonio. Que Escribidores se lleve a cabo en la UL a tan solo un año de su creación es una muestra de la apertura intelectual y del compromiso que la institución tiene con el diálogo. El presidente y fundador de Grupo Salinas y de la UL, Ricardo Salinas Pliego, lo reafirmó en su mensaje de bienvenida: “La Universidad de la Libertad es un proyecto pensado, diseñado y construido para formar individuos inconformes que desean transformar para bien sus entornos y sus sociedades”. Insólito, o no tanto, que en una facultad de negocios se conduzca a los estudiantes a integrar las humanidades en las consideraciones generales del mundo, como valor añadido y fundamental. En este sentido, Salinas puntualizó: “abrimos estos espacios de diálogo, de reflexión y de debate de las ideas, de todas las ideas. Esta es la razón por la que rechazamos la cultura de la cancelación y la imposición de formas únicas de pensamiento”.

En el recuerdo, omnipresente, Premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa —recordemos que el nombre del festival proviene de su novela La tía Julia y el escribidor, a manera de homenaje: “Aunque le fue imposible estar presente el día de hoy en México, sus ideas nos acompañan y su compromiso con la libertad nos motiva de manera permanente”, concluyó Salinas. El festival tiene su origen en su homólogo organizado desde 2022 por la Cátedra Vargas Llosa en Málaga, España. Raúl Tolá, periodista y escritor, y director de la Cátedra, señaló que el festival nació con un solo propósito: “Ser una bisagra entre dos tradiciones que estuvieron históricamente separadas por el Atlántico”. Mencionó también la importancia del evento para poder compartir puntos de vista distintos, a la vez que novedosos, como una de las características que más llama la atención del público. “En las jornadas del festival se produce un intercambio muy provechoso entre autores de distintas nacionalidades, que hace que los visitantes salgan renovados”. Durante su breve pero intensa andadura, Escribidores se llevó a cabo en tres ocasiones. El primer año tuvo como epicentro la ciudad de Málaga y, más recientemente el festival cuenta con actividades en distintas provincias de Andalucía, como Sevilla, Granada, Cádiz, Cáceres, Almería, Córdoba, Jaén y Huelva. La edición española del evento contó con la participación de autores de la talla de Richard Ford, Mircea Cărtărescu, Joyce Carol Oates, entre otros al otro lado del Atlántico,

el evento contó con la participación de autores como Alberto Ruy Sánchez, Enrique Serna, Christopher Domínguez Michael, Sergio Vela, Arturo Fontaine, Gastón García Marinozzi, Pablo Boullosa, Karina Pacheco, Elvira Navarro, Mónica Lavín, José Manuel Fajardo y Denise Phé-Funchal, entre otros, y grandes nombres del mundo editorial como Marisol Schulz, directora de la FIL de Guadalajara, o Mayra González Olvera, editora general de Alfaguara en América, o la traductora Nada Chedid.

En esta primera edición internacional del festival realizada en la Ciudad de México se produjo un fértil intercambio de ideas.

En esta primera edición internacional del festival realizada en la Ciudad de México se produjo un fértil intercambio de ideas, desde posiciones ideológicas, políticas e intelectuales diversas y contrarias, a veces, pero no enfrentadas. Aunque varios fueron los temas que se pusieron sobre la mesa, como la memoria, el olvido, la ficción, los límites y las posibilidades de la tradición, los maestros y mentores literarios, inevitablemente el hilo conductor que movió la conversación —lugar común al que se volvía, sin querer, una y otra vez— fue la importancia de la lengua y su preservación. Algo quedó claro, la innegable riqueza del español como generador de cultura, y por tanto de riqueza y patrimonio, así como de puntos de encuentros. Una lengua de ida y vuelta, enriquecida con lo que ya llevaba de mestizaje grecolatino, celtíbero, árabe, y multiplicado en la otra orilla por la riqueza del náhuatl, el quiché, el maya, el taíno…Lo dijo el intuitivo poeta Federico García Lorca en su primer viaje al otro lado del Atlántico: “El español que no conoce América, no sabe lo que es España” o, lo que es lo mismo, el español que no conoce América no sabe lo que es el español.