Si uno atiende a lo que dicen las encuestas sobre el interés ciudadano por el medio ambiente este país es Dinamarca. Y no, para nada. Ni reciclamos, ni ponemos placas solares en los tejados de nuestras casas, ni consumimos productos ecológicos o vamos al trabajo en bici como lo hacen los daneses.

La última, organizada por Ipsos para el Foro Económico Mundial en 28 países, dice que ocupamos un sorprendente octavo puesto mundial en conciencia ambiental, por delante de Dinamarca.

Más de tres cuartas partes de los ciudadanos españoles encuestados respondieron que el cambio climático les preocupa mucho y que la contaminación por plástico los tiene acollonados, por eso han decidido -dicen- “incorporar los cambios de hábitos oportunos y practicar un consumo más responsable”.

Una de las cuestiones que más preocuparían (aquí el condicional está perfectamente justificado) a los españoles encuestados es el acceso al agua, por eso más del 60% han modificado sus costumbres a la hora de usarla aplicándose con tesón al ahorro.

Otro de los ámbitos a los que los consultados patrios prestan mayor atención es el del consumo de energía. Así, casi otro 60% declara que han emprendido acciones correctoras en el hogar y en el trabajo para hacer un uso más eficiente de la luz, la calefacción o el aire acondicionado, que se han cambiado los electrodomésticos por otros de clase A o superior, que no apagan la tele desde el mando y que han cambiado todas las bombillas por leds.

Más de la mitad dice que separa las basuras en casa y que lleva cada residuo a su contenedor correspondiente para que se pueda reciclar. La misma proporción de ciudadanos preguntados ha dicho que reutiliza más que tira y casi en igual medida se preocupan por el origen de los alimentos que consumen descartando los que incorporan más envases o envoltorios superfluos, vienen de muy lejos o fomentan la industrialización del campo.

Los resultados de la encuesta también subrayan que estamos entre los más preocupados del mundo por la contaminación del aire y que por eso estamos dispuestos a hacer renuncias y cambios en nuestra movilidad, recurriendo al transporte público, al coche eléctrico, la bici o el patinete.

Nadie duda de la metodología de que la empresa de investigación de mercado ha sido exacta y veraz. Ahora bien, cuidado con el análisis de datos y las conclusiones porque pueden llevarnos a equívoco. Basta con confrontarlos con los que presentan las comunidades autónomas al Estado para comprobar que algo falla.

Porque si así fuera el nivel de ahorro de agua estaría por debajo de los cien litros por persona y día en todas nuestras ciudades, los electrodomésticos de clase A+++ serían los más vendidos, la venta de coches diesel se habría hundido, la principal cadena de supermercados de España estaría ofreciendo a sus clientes productos procedentes de agricultura sostenible y de kilómetro cero, estaría eliminando los envases de plástico y apostando por la venta a granel. Y nada de eso es así. Más bien todo lo contrario en el caso de los súper de la famosa cadena.

Por todo ello cabe pensar que, a la hora de tomarle el pulso a la conciencia ambiental de los españoles hay que ser muy cautos, pues una cosa es lo que hacemos de puertas para adentro y otra lo que contestamos a las encuestas.