No querría yo chafarles a los más inocentes la sorpresa, pero a tres meses vista, ahora mismo podría escribirles línea por línea el guión de lo que sucederá en los primeros días de nuestro gobierno. La noche de las elecciones alegría por todo lo alto, discurso de Mariano desde el balcón de Génova, rodeado por Espe, Cospe, Soraya y hasta Gallardón, dando saltos de alegría y prometiendo una España en la que vuelve a amanecer, que la fecha se presta al recuerdo.

Tras el estallido de alegría unos días de contención, de falsa modestia, de recogimiento espiritual. Mariano se tomará unas vacaciones de sus vacaciones eternas, y se retirará a reflexionar sobre como sostener el cáliz que los españoles buenos hemos puesto en sus manos. Acabado el proceso de traspaso de poder llegará el momento de que, señoras y señores, conozcan al verdadero Mariano. Ese hombre que durante estos años se les ha antojado como un ejemplo de contención sentimental, descubrirán que es en realidad el Jim Carrey de la política nacional.

Aún le quedan por afinar algunos puntos, pero por lo que he visto en los ensayos la actuación va a dejar huella. En su primera rueda de prensa como presidente, saldrá con las manos en la cabeza, la cara desencajada, la barba mesada y el pelo revuelto y su discurso será algo tal que así:

“Españoles, nuestro bendito país tantas veces hoyado por las sandalias (licencia literaria, porque zapatos italianos de piel es demasiado largo) del Papa, se encuentra en una situación que ni los más pesimistas de nosotros se podía imaginar. Muy a mi pesar, y desdiciendo lo que nunca dije (suena raro, pero él se entiende) no me queda más remedio que tomar de forma inmediata una serie de medidas que impidan que España se vea en la necesidad de trasladarse al continente africano. Pero pueden estar tranquilos, porque no vamos a subir los impuestos ni vamos a recortar el estado de bienestar. Simplemente vamos a utilizar las nuevas tecnologías para reducir el déficit.

A partir de ahora sólo podrán acudir a los centros sanitarios públicos que dejaremos abiertos (no más de uno o dos por provincia) cuando hayan agotado sin resultado positivo todos los remedios que les ofrece Internet. Siguiendo esta misma línea, los colegios públicos, al estilo de lo que ya se empieza a hacer en Madrid, Castilla la Mancha o Valencia, permanecerán abiertos, pero sólo se recurrirá a la utilización de profesores en los casos extremos en los que los niños y/o sus padres no encuentren respuesta a sus dudas en Wikipedia. Españoles, les prometo que vamos a salir de ésta devastadora crisis reforzados y mucho más ricos de lo que éramos antes. Es una pena que todos los españoles no puedan ser nosotros. ¡Arriba España!”.

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