La cultura no debiera ser un pretexto político, un tema recurrente y menor en los discursos de campañas electorales, un exorno fotográfico de los candidatos de turnos, sino un ejercicio de civilización que genera además de calidad cívica, tejido industrial y económico. En la historia de España, por ejemplo, la cultura y sus gentes ha construido más puentes, entre las orillas idiomáticas de la lengua en América, que todas las supuestas gestas épicas de las que algunos se vanaglorian y otros se avergüenzan.  Instituciones como el Cervantes, o Casa de América, por ejemplo, deberían retomar más profundos y visibles protagonismos en un momento en el que el liderazgo del español como lengua y su cultura, deben librar una batalla internacional decisiva. Por eso entre las iniciativas, por pequeñas que aparentemente sean, siempre pongo el prisma en aquellas que ponen nuestra cultura y acervo en primer lugar, con dignidad y altura de miras. 

Este verano que se resiste a terminar, destaco una iniciativa para poner en valor la literatura clásica de los SSOO. La Fundación Siglo de Oro, en coordinación con la Junta de Retiro del Ayuntamiento de Madrid, y el patrocinio de Idea y Junta de Castilla-La Mancha, promueven la Fiesta Corral Cervantes. Esta es la segunda edición de la iniciativa en Madrid, un evento cultural popular, lúdico festivo con propuestas también para toda la familia, donde el Siglo de Oro, sus personajes y repertorio son el gran protagonista. Montajes teatrales de textos clásicos, textos contemporáneos inspirados en la época, conciertos de música barroca, improvisaciones sobre textos, talleres y otras actividades culturales centradas en esta época muy cerca del barrio de Huertas, el barrio de las Letras donde muchos de ellos tuvieron casa y vidas: Cervantes, Quevedo, Góngora o Lope, entre otros.

Ubicada en pleno corazón de Madrid, junto a las casetas de los libreros de la Cuesta de Moyano, se completa la oferta cultural con otras dos zonas de ocio donde ha habido restauración de distintas especialidades y artesanía.

El Siglo de Oro es una época recurrente para muchos festivales del país, y muy respetados en otros ámbitos lingüísticos como el inglés con Shakespeare, o Francia con Moliere,  y como no podía ser menos, este año en Madrid se dio la oportunidad de disfrutar de Fiesta Corral Cervantes con una programación amplísima. El teatro es el gran protagonista de esta gran fiesta. Al puro estilo del siglo XVII, los asistentes han tenido la posibilidad de disfrutar de tres espectáculos diarios, con la posibilidad de comer y beber mientras acuden a las representaciones. Toda una auténtica experiencia del Siglo de Oro en el que era habitual que las representaciones se refrescasen con vino y comida. Entre las obras teatrales que se han exhibido de lunes a sábado, y de las que todavía algunas se mantienen en cartel durante septiembre, están Clásicas Envidiosas, Malvados de oro y Don Gil de las Calzas Verdes, que para incluir al público en otras lenguas incluyó subtítulos en inglés. Para los más noctámbulos se ha podido disfrutar del espectáculo de improvisación A Nadie se le dio veneno en risa y el monólogo teatral El Lazarillo de Tormes, que concluye su participación este fin de semana con dos funciones,  con Antonio Campos y José Luis Montón a la guitarra. Los sábados y los domingos por la mañana y a primera hora de la tarde ha sido el turno para el disfrute de los más pequeños con El Libro Andante y La Fierecilla basada en la obra de William Shakespeare, acercando así a los niños el mundo y el lenguaje de esta época, y el teatro en verso.   También hubo lugar para la música con los conciertos de El Insigne CoheteUn musical Barroco, una comedia musical para voces y piano a cuatro manos.

Entre tanto ruido de fondo, entre tantas enseñas y falsas mitologías nacionales e identitarias, hay quienes, como en mi caso, y no soy el único, nos sentimos acogidos y reconfortados en la palabra bien dicha, en la belleza de la poesía, en el calor de la literatura. Están a tiempo de vivir esta experiencia que, garantizado, engancha y desbroza el moho del alma y del pensamiento.