Lo ha perseguido de forma persistente, con saña; como si fuera un malvado. Pero ha querido olvidarse siempre, por supuesto, de lo que le llegó a decir, cuando lo necesitaba para alcanzar su objetivo de aupar a la Presidencia del Gobierno de España a José María Aznar, su amigo del pádel.

Febrero 1995
Esto fue lo que le dijo a Garzón, en febrero del año 1995, para animarle en su tarea y que alguna vez ya hemos reproducido en ELPLURAL.COM: “Que sepas que te vamos a apoyar a tope porque lo que está en juego es que en España la justicia sea igual para todos”.  La frase rezuma una aroma de mafia inequívoca.

El Sindicato del crimen
El padrino es Ramírez, naturalmente. Esa trama se extendió también, más allá del territorio judicial, en el ámbito mediático. Muchos periodistas –en su mayoría, procedentes de la caverna conservadora y otros conversos- integraron por aquellas fechas el denominado Sindicato del Crimen, una plataforma de acoso y derribo contra Felipe González. Al frente de este grupo reaccionario figuraba Pedro Jota.

Ni izquierdas ni derechas
En numerosas ocasiones, el director de El Mundo subraya públicamente que su periódico no es de izquierdas ni de derechas, como la Falange, por cierto. Falsea Ramírez la realidad, según su costumbre inveterada. Está el mencionado periódico ubicado  siempre –salvo excepciones también pro domo sua- al lado de la derecha y casi nunca a favor de la izquierda.

Canallada infecta
Atacar cruelmente a Garzón por haber querido investigar los crímenes de la dictadura franquista es una canallada infecta. Ello no es propio de un juez que ejerce su trabajo en “regímenes totalitarios”.  Pero en el caso de Garzón hay que añadir que –como medio mundo sabe- hizo cuanto pudo para detener al general Pinochet, un asesino que presidió, por la vía de la fuerza y no de los votos, la República de Chile.

Derecha judicial y derecha política
Pues bien, el amarillismo habitual de El Mundo va todavía más lejos, si se lee completo el editorial de ayer: “El ya exmagistrado emuló con su comportamiento al de los jueces de la dictadura argentina o del mismo Pinochet al que persiguió”. Equiparar a los jueces de la dictadura argentina y la de Pinochet con Garzón sólo se explica en boca de un paranoico compulsivo y exento, por lo general, de ética. Pero los gürteles han ganado la partida. Están a punto de conseguir un cómodo salvavidas. Algo similar sucedió con el caso Naseiro. La derecha judicial tiende a complacer a la derecha política.

Enric Sopena es director de ELPLURAL.COM