Los augurios que el Centro de Investigaciones Sociológicas, el CIS, vaticinan para las próximas elecciones municipales, autonómicas y europeas dibujan una España progresista y anuncian la victoria de los socialistas españoles para el Parlamento Europeo. En todos los casos, de ser así, supondría abrir la ventana, dejar salir los malos efluvios de la corrupción del Partido Popular y plantar cara a la extrema derecha en Europa, sobre todo, pero también en nuestro país, en el que Vox se anuncia como una amenaza de regreso al pasado.

Si el PSOE consigue estos resultados, sería una ocasión de oro para corregir tanta desigualdad y desequilibrio que la gestión del PP ha dejado como herencia maldita a lo largo del territorio nacional. Y, además, una posibilidad de intentar, entre todos, dar una respuesta que tranquilice a una mayoría silenciada en Cataluña y permita entrar por la vía de la sensatez a los que quieren imponer su criterio pasando sobre la ley y la realidad.

Para el PP lo que cuenta el CIS es, en cambio, una catástrofe. No ha sido este el mejor año para su líder Pablo Casado ni para su jefe José María Aznar. Si 2018 fue el año en que se sentenció al PP por su participación delictiva en el fango de Gürtel, 2019 quedará como la consecuencia de aquella reprobable acción. Los populares han obtenido el peor resultado de su historia, con más de tres millones y medios de votos perdidos y menos de la mitad de los diputados con que contaban en 2016.

Claro que se lo han ganado a pulso, no solo porque los ciudadanos no toleran a políticos que van a su lucro personal, a costa del dinero público que deberían considerar sagrado, sino porque también han viajado al límite de la ideología, propiciando que los herederos del dictador se aposenten en las instituciones. O dándoles entrada directamente, como han hecho en Andalucía.

 No ha sido este el mejor año para su líder Pablo Casado ni para su jefe José María Aznar

Los candidatos del PP en Madrid se han cubierto de gloria, una vez más, el pasado fin de semana. Isabel Díaz Ayuso, que mete la pata un día sí y otro también, y José Luis Martínez-Almeida, que publica unos vídeos en las redes sociales en los que no para de hacer el ridículo con su manipulación de la realidad, parecen dar la razón al augurio de debacle. Costaría creer que con este panorama estuvieran sumando votos

Otras opciones, como Ciudadanos, han acompañado a los perdedores de Casado en su viaje hacia el desastre y aunque han rascado votos, como partido no acaban de ser nada concreto. Recuerden la oportunidad perdida en Cataluña cuando fueron los más votados para la Generalitat. ¡Quién lo diría! ¿Cómo no supieron mantener esa esperanza?  El problema es que la formación de Albert Rivera al final se percibe blandita y con un contenido difuso. No inspiran una confianza sólida en su capacidad de gestión ni en sus intenciones.

Si el CIS tiene razón se demostrará una vez más que a la gente corriente no nos gustan los gritos ni las descalificaciones, y que estamos deseosos de escuchar palabras sensatas, asentadas sobre cimientos sociales, conformando una política que anteponga a las personas sobre los beneficios particulares.  Eso es lo que ofrece Sánchez y creo que, a su paso sereno y medido, va a conseguir emocionarnos.

Enric Sopena es Presidente Ad Meritum y fundador de ElPlural.com