La actitud de Mariano Rajoy, delegada a través del Partido Popular y de La Moncloa, frente al tribunal de la Gürtel, exigiendo declarar por videoconferencia y ofreciendo sólo un par de días, a finales de julio, por su apretada agenda, no sentó nada bien a los magistrados. Días después, el tribunal se ha vengado con un durísimo auto en el que la única concesión es la de testificar el 26 de julio, uno de los que proponía Rajoy. Por lo demás, no sólo le obligan a acudir en persona, sino que además le dan una lección de humildad histórica, tan histórica como la testificación de un presidente del Gobierno.

Estos son los siete tortazos, con guante de seda y sutiles subrayados, que la mayoría del tribunal le ha dado a Rajoy: