No falla. Por más que en su día Gabinete Caligari se la echara al cha cha chá, no tenían ni idea. La culpa es nuestra y bien nuestra, de las mujeres, y, siempre que surge la oportunidad, hay alguien que nos lo recuerda. Y eso es así desde que el mundo es mundo, o sea, desde el momento en que Eva mordió la dichosa manzana que, además, seguro que no era para tanto.

Esta vez ha sido un video de un tipo al que se buscaba por haber humillado y atemorizado a gritos a una inmigrante en un vagón de metro. La escena fue grabada y retransmitida en todos los medios y que se le encontrara no era más que cuestión de tiempo. Y, efectivamente, el tipo apareció y dijo estar muy arrepentido y que pedía perdón a toda España. Todo bien, hasta ahí. Como dice el refrán, mejor tarde que nunca.

Pero la cosa no era tan sencilla. El supuesto arrepentimiento, que el interfecto grabó entre gemidos, consistía en echar la culpa a la mujer que había sido su pareja por no haberle dejado ver a sus hijos más que un rato el día de Reyes. Y el tipo explica lloriqueando que estaba rabioso y por eso descargó su rabia sobre la mujer del metro. Como si eso fuera excusa para algo.

Volviendo al refranero, es peor el remedio que la enfermedad. Porque lo que se suponía una disculpa, no era más que un canto al machismo para dar pena y suscitar adhesiones. Hay que comprender a ese pobre padre frustrado, víctima de una mujer malvada e insensible. Precisamente, el discurso que leemos todos los días a ese sector del machismo que niega la violencia de género e insiste que todo es culpa de las mujeres en general y de las feministas en particular.

Parece que una vez más ambos discursos, el desprecio al inmigrante y el negacionismo de la violencia de género, son un pack indivisible. Porque cuando la igualdad es la diana a disparar, hay que aunar esfuerzos.

En Derecho, el arrepentimiento, hecho a posteriori y tras una búsqueda policial, no tiene efectos. Pero en casos así, tampoco debiera tenerlos éticos, ni sociales. No es más que una excusa de mal pagador que culpa a quien ni siquiera se puede defender, en una relación causa efecto inadmisible. Machismo en estado puro.

De nuevo las mujeres somos las culpables, como lo fuimos del contagio del coronavirus y ahora del temporal de nieve. No sabía bien Eva lo que hizo al morder la manzana.