Nuestros abuelos mantenían la higiene del hogar recurriendo a multitud de saberes, heredados de sus ancestros, basados en el empleo de productos naturales. Eran fórmulas caseras que hoy han caído en el olvido, desterrados por los cambios de hábitos en el cuidado y la limpieza del hogar y la proliferación de productos elaborados en base a fórmulas químicas que a menudo incorporan ingredientes altamente tóxicos tanto para nuestra salud como para la del medio ambiente.

Paradójicamente, los principios activos que utilizan muchos de los nuevos agentes de limpieza provienen de aquellos productos naturales que se usaban antaño y que en la mayoría de las ocasiones tenemos cómodamente al alcance sin siquiera salir de casa: como el limón, la sal, el alcohol, el vinagre, el aceite de oliva o el bicarbonato, entre muchos otros.

En la actualidad, el uso masivo e indiscriminado de productos químicos sintéticos para el cuidado del hogar ha desterrado aquellas viejas recetas caseras provenientes de la sabiduría popular. Una experiencia acumulada y traspasada de generación en generación que durante las últimas décadas había caído en el olvido, pero que hoy se está recuperando gracias a los nuevos consumidores concienciados con la ecología y el cuidado de la salud.  

El supermercado o las grandes superficies comerciales nos ofrecen infinidad de productos distintos: un disolvente para cada tipo de mancha, un insecticida infalible para cada especie de insecto o ambientadores artificiales para las distintas habitaciones de la casa. El resultado: los armarios de los productos de limpieza se convierten en pequeños arsenales químicos en los que se acumulan productos peligrosos para la salud, que usamos muy de vez en cuando y que generan cantidad de residuos en forma de envases, botes metálicos, aerosoles y otros.

Pero es que el problema ambiental que genera el uso indiscriminado de este tipo de productos no termina cuando desaparecen por el desagüe o se evaporan en la atmósfera, sino que es en ese preciso momento cuando empiezan a actuar como agentes activos en la degradación del entorno natural.

Por todo ello parece lógico abandonar el uso de productos químicos basados en sustancias sintéticas que encontramos en los lineales de la sección de droguería del supermercado y repescar las viejas fórmulas que usaban nuestros abuelos para mantener limpia la casa echando mano a la despensa.

Ácido cítrico, acético, láctico, cloruro sódico... la mayor parte de los productos químicos que empleamos en el mantenimiento del hogar están elaborados en realidad a partir de esas sustancias presentes en productos naturales como el limón, la sal, el bicarbonato o el vinagre, por eso hay muchas personas que prefieren recurrir a su uso en lugar de utilizar la versión industrial.

No se trata de eliminar los productos de limpieza del armario, pero si alguien en casa es especialmente sensible a su uso tal vez valga la pena informarse sobre estas alternativas tradicionales, basadas en el uso de ingredientes naturales: primero porque es más barato y segundo porque es más sano, para nosotros y para el medio ambiente.