No he escuchado, ni pienso, los audios de Bárbara Rey y el emérito pese a ser el tema candente de estos días. Pero me explico la conmoción suscitada, porque siempre cuesta reconocer los errores mantenidos a lo largo de décadas por la inmensa mayoría de la clase política, intelectual y periodística del Reino de España sobre la figura del monarca expatriado en un emirato de Oriente Medio.

Que no era honesto y que empezó a robar desde el principio era sobradamente conocido, así como la sucesión de despropósitos que le taparon todos los poderes porque se tenía la idea de que no hacerlo era poner en peligro la democracia.Y cito aquí el esclarecedor documental de 2022 “Salvar al Rey” (se puede ver en Max), donde, entre investigaciones muy relevantes, también se escuchan ya algunos de los audios que grabó Bárbara Rey, aunque, a diferencia de las tertulias del espectáculo, el foco se pone en Juan Carlos, que es el culpable de todo y el que interesa como jefe de Estado. 

La derecha, que lo ha defendido hasta hace muy poco tiempo, tiene ahora que digerir la evidencia: Juan Carlos I era un caradura y un mamarracho y el sentido de Estado encubrió muchos sinsentidos. 

No he visto todavía ninguna entrega de “La revuelta” de Broncano y hace años que no veo “El Hormiguero” porque no quiero caer en la trampa de la distracción permanente para no ocuparnos de los temas que nos importan. Cuidar la salud es vital y evitar la ocasiones para polarizarnos un buen seguro para el equilibrio futuro de nuestra mente.

No he abandonado, por ahora, X (antes Twitter), pero ganas no me faltan al comprobar a diario como el lunático Elon Musk la ha convertido en la portavocía de la extrema derecha global.

No voy a criticar la amnistía legislada para superar el conflicto independentista catalán, cuando yo mismo me beneficié de otra amnistía, la de 1977, y me cuesta entender que otros beneficiarios de aquella medida de gracia se opongan frontalmente a la de ahora.

No me creo el sermón de la Transición española como modélica y ejemplar porque estuve al lado de los carlistas asesinados a las puertas del Monasterio de Irache en el Montejurra de 1976, un episodio del terrorismo de estado y la extrema derecha en el que la Guardia Civil negó sus vehículos para trasladar a las víctimas, mientras el ministro de la Gobernación de entonces, Manuel Fraga Iribarne, se encontraba en Roma.

No me opongo a la financiación singular de Cataluña sin saber aún en qué devendrá porque las comunidades del PP se hacen un traje fiscal a la medida de los intereses de los más ricos de sus amigos.

No me gusta que el Gobierno del Estado no transponga a la legislación española decenas de leyes y normativas europeas y en muchos casos tengamos que pagar multas por no aplicarlas.

No piensen que estos noes son un desahogo coyuntural, son un punto de partida para empezar a oponernos al sí señor y al sí a todo lo que nos propone el integrismo libertario. 

 

boton whatsapp 600