En diciembre toca renovar a cuatro miembros del Tribunal Constitucional. De los cuatro, dos son conservadores y otros dos progresistas. Entre los progresistas que hay que sustituir se encuentra el actual presidente del Tribunal de Garantías, Cándido Conde-Pumpido, alguien a quien los populares no pueden ni ver, y del que han dicho verdaderas salvajadas en los últimos meses como que está a las órdenes del Gobierno. El bloque progresista cuenta con una mayoría en el pleno del TC con siete votos frente a cinco de los conservadores. Las renovaciones se harán de los magistrados elegidos por el Senado, vía designación territorial donde cada comunidad propone a dos candidatos, donde el PP tiene mayoría absoluta. ¿Quiere decir eso que cambiará el equilibrio de poderes en el Constitucional? No, ni mucho menos, mal que le pese a Alberto Núñez Feijóo y a la derecha patria.
Sobre los cuatro magistrados que deberán ser sustituidos tras caducar su mandato el próximo diciembre son Cándido Conde-Pumpido, la magistrada del bloque progresista María Luisa Balaguer y los magistrados conservadores Ricardo Enríquez y José María Macías, este último renovará pues solo lleva un año y entró tras un bloqueo en los nombramientos, bloqueo forzado como en el Consejo General del Poder Judicial por el Partido Popular.
Para poder ser renovados, el Senado debe alcanzar una mayoría de tres quintos. Es decir, se necesitan 160 votos de los 266 posibles. El PP actualmente cuenta con 145 senadores, lo que implica que aunque Vox y UPN votarán con ellos, algo que viene siendo habitual en esta legislatura, no llegarían, pues la suma de los tres se queda en 149 votos. Así, Alberto Núñez Feijóo necesitaría del independentismo catalán o vasco para conseguir sacar un candidato propio, algo muy poco probable en estos momentos.
Juego de suma cero para Feijóo
De hecho, Feijóo se enfrenta a un juego de suma cero donde si sumamos las ganancias de un participante a las pérdidas de otro el resultado es cero. Es decir, el líder del PP ya ha perdido antes de empezar, pero es una pérdida que deja todo como está. La suma de su pérdida y la ganancia del PSOE en este asunto de la renovación es cero, pues nada va a cambiar en el Constitucional más allá de la salida de Conde-Pumpido.
Con estos números, el único partido que tiene la sartén por el mango es el PSOE, pues sin mayoría absoluta del PP solo quedan dos opciones factibles: la primera, un acuerdo con los socialistas que deje las mayorías tal y como están ahora o, la segunda de las opciones, ir al bloqueo, tal y como sucedió con el Consejo General del Poder Judicial.
Si van al bloqueo, todo seguirá igual, tan igual que en el PP tendrán que soportar, mal que les pese, que Cándido Conde-Pumpido siga, no solo en el Tribunal Constitucional, sino en la presidencia del mismo. Por tanto, o llegan a un acuerdo de renovación que mantenga la mayoría progresista, o les queda Conde-Pumpido para rato a los populares.