Son las nueve menos cuarto y me encuentro en el patio del Congreso, varios diputados del PSOE me preguntan cómo estoy y cómo lo llevo tras la DANA. En ese momento, mientras apuramos el último cigarrillo antes de que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, comience su comparecencia, aparecen varios miembros del PP que se dirigen al hemiciclo. Entre ellos va Fernando de Rosa, valenciano y juez al que conozco desde que era juez decano de Valencia. Me acerco a saludarlo, siempre he tenido una magnífica relación con él. Ni buenos días, su respuesta, con una sonrisa de mala hostia: "¿Has venido a hablar de Aldama?" En ese momento pienso: “El día de hoy va a ser muy duro”. Así que respiro hondo, apuro mi pitillo y me voy a la sala de prensa.

Empieza Sánchez y no dejo de pensar en que el PP quiera desviar la atención de lo realmente importante, la DANA, sus consecuencias y la mala gestión del desastre. Y poco me he ido. “Viene hablar solo por usted para esconderse de los casos de corrupción, debe pedir disculpas, devolver lo que se han llevado y marcharse”, primera en la frente. La ilusa que escribe este análisis pensaba que el principal partido de la oposición se centraría, aunque solo fuese por una vez, en la DANA, sus consecuencias y las víctimas. Pero la realidad de la inmundicia política ha chocado contra mi dándome un buen baño de realidad.

Eso por no hablar de que Feijóo, como luego Santiago Abascal, no ha sido capaz ni de decir bien el número total de fallecidos: 229 ha dicho el primero, 122 el segundo. Ni algo tan serio como el número de personas que han perdido la vida han sido capaces de decir bien, en un claro ejemplo de lo que realmente les importan los ciudadanos: nada. Pero volviendo a Feijóo, se ha pasado sus 15 minutos disparando contra Sánchez, pero ni un mínimo de autocrítica, como si en la Comunitat Valenciana gobernara el Partido Fallero y no su partido.

“Cero autocrítica, solo culpa a los demás, qué falta de humanidad y de autocrítica hasta en esto” decía a boca llena el líder del PP, y sin ruborizarse ni nada. Oiga, lector, que Pedro Sánchez debe ser Satanás reencarnado, y Carlos Mazón una monjita Ursulina, porque si no no se puede entender que no haya hecho ni una mínima crítica a la gestión de la DANA en manos de su barón. Eso sí, no ha tenido reparos en decir: “Actuaron de motu proprio para atacar al presidente de la Generalitat porque es del PP, pagaron publicidad mientras se buscaba a los muertos”.

Ojo, repito, que según Feijóo se ha atacado a Mazón por ser del PP. El líder de la oposición debe vivir en Narnia, porque si no es imposible que diga esas barbaridades sin sonrojarse. Que el presidente valenciano se borrara del mapa durante tres horas en día de la tragedia para largarse de comilona mientras Valencia se inundaba, que se enviara la alerta que podría haber salvado vidas cuando los cadáveres ya flotaban por las calles, que 130.000 personas se manifestaron pidiendo la dimisión del presidente valenciano por su inutilidad manifiesta en la gestión, o que la lista de mentiras dichas tanto por Mazón como por sus consellers sea interminable no ha tenido nada que ver, no, según Feijóo todo ha sido porque Carlos Mazón es del PP. Lo dicho, este señor debe vivir en Narnia. Y desde luego no habrá visto la televisión, escuchado la radio o leído un periódico en un mes.

Y ya, en un momento de bipolaridad política absoluta, Feijóo sigue repitiendo, una y otra vez, que debían haber declarado la emergencia nacional. ¿En qué quedamos señor Feijóo, Mazón lo ha hecho bien o no? Porque si pide la emergencia nacional es que confía entre poco y nada en su barón territorial. Es más, está literalmente arrastrando por el lodo su gestión del desastre.