Pablo Iglesias ha cedido. Ha renunciado a sus pretensiones y no será ministro en el nuevo Gobierno aunque la persona de su máxima confianza, Irene Montero, sí podría entrar en el gabinete de coalición. La mayor parte de los progresistas de este país sienten alivio pero también inquietud, ante el miedo a que finalmente se tuerzan las buenas intenciones.

Aunque lo ha hecho demasiado tarde, el expresidente Felipe González tiene razón cuando dice que un nuevo proceso electoral sería un síntoma de crisis política grave que podría convertirse en una crisis de Estado. “Nadie tiene derecho a decir a los ciudadanos que vuelvan a votar como si fueran ellos los que se equivocan expresándose libremente.”

Estamos pues a la espera de que socialistas y Unidas Podemos lleguen a acuerdos de fondo en los temas que interesan a la población, de modo que los nombres sean lo de menos mientras la base de una acción de gobierno esté bien asentada, sin dejar opción a sorpresas desagradables que impidan trabajar al Ejecutivo.

El último proyecto de Presupuestos del Estado,  que no prosperó, debe ser un buen punto de partida para acordar posiciones que en su día ambos partidos negociaron aún contando con las discrepancias ya expresadas.

Entre tanto, llama la atención la situación en la derecha. La prudencia que ha mostrado el PP es notable mientras el veleta de Albert Rivera no acierta una y entre sus bases muchos empiezan a estar hasta la coronilla. Mientras, Pablo Casado ha suavizado aquellas críticas esperpénticas, y parece relajado ante los nuevos acontecimientos.

Es verdad que la compleja situación por la que atraviesa Ciudadanos, con un líder empecinado en su 'no' a Pedro Sánchez mientras teje acuerdos subterráneos con Vox, harían muy difícil que en otros comicios la derecha repitiera los últimos resultados. El PP es consciente de ello y de la necesidad de obtener un tiempo precioso para reorganizarse, ver qué ocurre con su socio naranja e intentar recuperar el Gobierno que le quedó muy lejos.

En cuanto a la persona de Albert Rivera, poco se sabe de su situación. La desaparición del líder de Ciudadanos, que ha sufrido hace pocos días un problema de salud, ha disparado los rumores. Ciertamente no pasa por sus mejores momentos. Su futuro es incierto y, seguramente, algo desesperado.

Como la derecha se alimenta de la debilidad de la izquierda, y cuando la izquierda une fuerzas y actúa para el progreso de la sociedad anula a la derecha, podremos constatar pronto si los negociadores tienen claro que estos acuerdos sirven para seguir avanzando en libertades y derechos.

Enric Sopena es Presidente ad Meritum y fundador de ElPlural.com