Los datos registrados y confirmados por el Servicio de Cambio Climático del Programa Copérnico de la Unión Europea demuestran que la temperatura promedio en Europa durante el pasado mes de junio ha sido la más alta registrada en la historia.

Las temperaturas fueron, de promedio, hasta más de 2°C superiores a lo normal en la mayoría de los países europeos. Pero en comparación con el promedio del último período de referencia climatológico, es decir de los últimos 30 años, las temperaturas pulverizaron todos los records al encaramarse entre los 6 y los 10°C por encima de lo normal en la mayor parte de Francia, toda Alemania, el norte de España, el norte de Italia, y amplias regiones de Suiza, Austria y la Republica Checa.

Según los investigadores del Programa Copérnico, liderado por la Comisión Europea en colaboración con la Agencia Espacial Europea (ESA), aunque resultaría poco riguroso atribuir este súbito y brusco aumento de las temperaturas en Europa a los efectos del cambio climático, sí que se puede considerar probable que este tipo de fenómenos meteorológicos extremos resulten más severos, prolongados y recurrentes si las concentraciones de gases de efecto invernadero siguen aumentando.

Los científicos que alertan sobre el aumento del calentamiento global en todo el planeta señalan que sus efectos serán más evidentes en Europa, muy especialmente en los países de la región mediterránea.

El aumento de la temperatura media del pasado mes de junio viene a confirmar dicho pronóstico, ya que mientras aumentó 1°C a nivel mundial, en Europa la subida rebasó los 1.5°C.

Ante estas comparativas, los investigadores que siguen la evolución del cambio climático en Europa solicitan un mayor nivel de compromiso por parte de las autoridades europeas para promover medidas de adaptación y mitigación mucho más urgentes y ambiciosas.

Los datos recogidos por los más de 30 satélites de la ESA y por los centenares de estaciones de observación distribuidas por todo el continente no servirán de nada si la información que nos aportan, cada vez más inquietante y amenazadora, no resulta vinculante para las autoridades y no da lugar a una reacción firme e inmediata para detener las causas que nos están conduciendo hacia los peores modelos de la crisis climática.

Según reconoce el Plan de Acción por el Clima de la UE una de las principales bases científicas del cambio climático es la que establece que, si no se toman medidas inmediatas para reducir las emisiones a escala mundial, es probable que a finales de este siglo el calentamiento global supere el objetivo de los 2°C y pueda llegar hasta 5°C. Y en esas circunstancias, las olas de calor serán mucho más severas que la que acabamos de atravesar. Por eso el compromiso de la UE de reducir sus emisiones de CO2 en un 80-95% para 2050 con respecto a los niveles de 1990 debe acelerarse.