Mientras la izquierda gana en las urnas pero no sabe ponerse de acuerdo para gobernar, la derecha no se anda con tonterías. El Partido Popular ha obtenido su histórico peor resultado, unos raquíticos 66 escaños en el Congreso, y ha perdido la mayoría en el Senado. Se ha visto, el crecimiento de Ciudadanos a costa de restar votos al PP, y el mordisco electoral de VOX.

Con todos esos mimbres, el PP de Pablo Casado, bajo la atenta mirada de José María Aznar, está preparando una cesta lo suficientemente holgada como para que quepan otras formaciones y, en particular, el partido de Albert Rivera. Viene a ser un intento para que los votos perdidos vuelvan a casa. 

A tal fin, el secretario de organización del PP, Teodoro García Egea, ha madrugado este verano mientras sus oponentes de la izquierda perdían el tiempo en lanzarse mutuos reproches, y ha registrado a principios de este mes la marca “España Suma". Y de paso, otras 17 marcas con el “Suma” añadido. Se supone que para aplicarla en otras tantas Comunidades Autónomas.

Parece que su principal objetivo es que Ciudadanos se avenga a sumarse, pero los de Génova apuntan también a agregar otras formaciones como Unión del Pueblo Navarro o Coalición Canaria. En cuanto a Ciudadanos, los de Albert Rivera ya están como siempre: gesto ofendido y negativa con la boca pequeña. Lo que ocurre es que desde la desbandada de las voces críticas opuestas al abandono del pretendido espacio de centro, y la actitud entregada a lo que diga Vox, quedaría poco trecho para aceptar esa oferta.

 Frente a las vacilaciones de los progresistas, la derecha sí sabe.

En defensa de su integridad, el dirigente de Ciudadanos Ignacio Aguado negaba el viernes ese posible pacto: “En España existe más pluralidad que el bipartidismo. Esa riqueza la representa Ciudadanos”. Qué restricción mental. Olvidaba Aguado que es vicepresidente de la Comunidad de Madrid gracias al acuerdo entre su partido, PP y VOX. Un “Madrid Suma” en la práctica, aunque los naranjas huyan como la peste de reconocerlo

En cuanto a los de Santiago Abascal, pues ahí están, en teoría a verlas venir, en la práctica aportando sus políticas ideológicas para el gobierno en común y relamiéndose ante las incongruencias de sus socios. García Egea no dijo nada sobre Vox. Vox tampoco se ha expresado sobre el asunto, pero los hechos hacen sospechar que la sintonía de pactos continuará.  Frente a las vacilaciones de los progresistas, la derecha sí sabe.