Mucha energía se ha gastado ya en denunciar la conversión de tierras de cultivo en parques solares. En Andalucía, Castilla-La Mancha y Extremadura cualquier desplazamiento interurbano en coche certifica como el paisaje rural de las grandes extensiones agrarias de secano es ahora un mar oscuro de paneles fotovoltaicos.

Pero poco se ha escrito todavía sobre la solución al desastre provocado por la irrupción de las energías renovables en el medio rural, que no es otra que la de hacer compatible la agricultura y la ganadería con la energía solar, lo que ya se conoce como Agrovoltaica y cuyo segundo Foro Europeo se va a celebrar en el Palacio Neptuno de Madrid entre el 5 y el 6 de noviembre de 2024.

Los grandes grupos inversores han maximizado los beneficios instalando paneles en el suelo sin importarles la sostenibilidad de sus proyectos, el destrozo del paisaje o los perjuicios sociales en sus entornos. Han ido a buscar su particular pelotazo con la aquiescencia de los grandes propietarios de terrenos que obtienen una mayor rentabilidad con la energía que con los cultivos y se olvidan de las complicaciones de gestionar a empleados o arrendatarios.

Las comunidades autónomas tampoco han afinado mucho a la hora de los estudios de impacto ambiental y se han apresurado a autorizar el mayor número de explotaciones pensando solo en el corto plazo. Pero, como no hay mal que por bien no venga, el calentamiento global acelerado en lo que llevamos de siglo XXI ha evidenciado que los cultivos sufren con las altas temperaturas y bajan sus rendimientos y que la solución está en cubrirlos o intercalarlos con paneles solares. La sombra de los paneles baja la temperatura, se necesita menos agua de riego al reducirse la evaporación y aumenta la productividad por hectárea.

En España ya funcionan explotaciones agrovoltaicas en viñedos en Picassent (Valencia), Fuentealbilla (Albacete) y en Guadamur (Toledo), en un cultivo de cereal en Alhendín (Granada) y en una finca de huertas en Totana (Murcia), así como sobre explotaciones de olivar y naranjales. Los proyectos ya se cuentan por decenas en todos los países. Del 1 al 3 de julio de 2025 se celebrará la Conferencia Mundial sobre Agrovoltaica en la ciudad alemana de Friburgo. 

Ya no hay excusas para seguir autorizando parques solares con los paneles a ras del suelo, sólo deberán permitirse los agrovoltaicos con los paneles en altura que permitan la agricultura y la ganadería bajo su sombra. Como la vida media de un panel solar es de 25-30 años, ya se están desmantelando o renovándose los que comenzaron a funcionar en la última década del siglo pasado. Las administraciones locales y autonómicas deberían exigir que no se repitan los errores del pasado y se instalen en altura.