Quizás alguien se lleve las manos a la cabeza al leer este título, porque “afirmativismo” no es una palabra admitida por la RAE. Pero no encontraba otra mejor para expresar aquello a lo que quería aludir, lo contrario del negacionismo. Es curioso que el idioma tenga una palabra para referirse a quines niegan y no a quienes afirman.

Negacionismo, según el diccionario, es “la actitud que consiste en la negación de hechos históricos recientes y muy graves que están generalmente aceptados”. El más conocido, y más deleznable además, es el que niega el Holocausto, pero hay más y hoy se extiende el término a quienes niegan otras cosas, como que la Tierra es redonda - terraplanismo - o que la violencia de género existe. Ahora se abre paso el negacionismo pandémico con todas sus ramificaciones.

La verdad es que parece increíble, pero hay gente que no solo niega la eficacia de las medidas anti covid sino que anima a incumplirlas. Y esta última parte es la preocupante, sobre todo cuando quien lo hace tiene cierto predicamento por ser una personalidad conocida o por arrogarse un aura de científico contraria a tales afirmaciones. Por supuesto que se puede expresar el desacuerdo con cualquier cosa, pero instar a no tomar unas medidas necesarias es, simple y llanamente, una irresponsabilidad.

Lo peor es que van más allá. Somos testigos estupefactos de grupos de personas –por llamarlas de algún modo- que, no contentas con manifestar de palabra su desacuerdo, lo hacen con actos, causando estragos a su paso. Negacionistas y, sobre todo, negativos para la sociedad.

Por el contrario, y a eso iba, por aquí y por allá surgen iniciativas que devuelven la esperanza en el ser humano, y sobre todo de parte de personas jóvenes, a quienes se les está cargando el sambenito de la irresponsabilidad. Me refiero a ese muchacho menor de edad y sus amigos que voluntariamente decidieron ir a limpiar los que los seres irresponsables habían ensuciado con su estupidez la noche anterior. Tal vez yo sea cursi, pero el gesto me hizo saltar las lágrimas

Su afirmativismo, por fortuna, no es una excepción. A raíz de esta iniciativa he sabido de muchas otras, jóvenes que dedican su tiempo a repartir comida o a hacer cualquier otro trabajo en beneficio de quienes más lo necesitan en estos tiempos de desastre. Afirmativistas, sin duda.

Frente al negacionismo mezquino y egoísta aparece el afirmativismo de quienes muestran empatía, solidaridad y responsabilidad. Unas cualidades que, por cierto, pueden hacer más felices que una fiesta clandestina. ¿Por qué no probarlo?