Convendría que todos supiéramos que la primera empresa de telecomunicaciones que se ha dado cuenta de esta revolución ha sido Telefónica. Sí, no ha sido una empresa americana ni europea al uso: ha sido española.
Telefónica ha creado una división específicamente digital para estar atenta a lo que pasa e invertir en los centros de desarrollo tecnológico. Creo que hay una pequeña compañía nórdica que ha hecho un movimiento parecido. Nadie más.
Pero la cuestión es vital para las compañías de cables y postes de telecomunicaciones: o piensan en contenidos o quedarán convertidas en modestas autopistas sin futuro brillante. Vamos, que se convertirán en unas torpes empresas de autovías de peaje.
Lo malo es que no basta con comprender que hay un cambio tecnológico que hay que seguir, es que también hay que tener el valor de aceptar que la organización no puede ser la de siempre. Me explico: a una autopista (o a una telefónica) basta con controlarla con un un equipo financiero. Pero para una telefónica del futuro, creativa e innovadora, los financieros al uso son un desastre. Hay que cambiar el modelo de organización y hay que cambiar la responsabilidad de los financieros.
Tranquilos los que ya han entendido el problema: es la primera asignatura. Tranquilos los que han aceptado una nueva organización: ya sabemos que va de verdad la cosa. Pero falta saber si se entiende que los nuevos fines requieren nuevas formas de afrontar los retos, los objetivos, los servicios, las ideas.
¡Cómo me gustaría que España fuera un modelo en este sector!
Luis Solana es militante socialista y promotor de Nuevas Tecnologías
www.luissolana.com
