Lo que faltaba. Luis Bárcenas, antiguo tesorero del Partido Popular, encausado hasta las cejas, reclama que se aparte del juicio que le afecta a él y al PP -el de los Papeles de Bárcenas- al magistrado José Ricardo de Prada. Éste, es el único juez que permanece en su lugar en la Sala de la Audiencia Nacional que juzgó la primera etapa de la trama Gürtel y que obligó al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, a comparecer personalmente como testigo.

A la chita callando, el autor de unas cuentas que, por lo que ha trascendido, dejan en entredicho al partido de Rajoy Brey, se saldría con la suya. Si la petición de Bárcenas se acaba admitiendo, y el señor de los secretos de la calle Génova consigue que el magistrado de Prada abandone el tribunal, esa Sala podría tener una mirada unidireccional para juzgar las supuestas irregularidades del PP, según coinciden varias fuentes jurídicas.

Si el señor de los secretos de la calle Génova consigue que el magistrado de Prada abandone el tribunal, esa Sala podría tener una mirada unidireccional

La historia reciente hace temer lo peor: En noviembre pasado, la Sala de Gobierno de la Audiencia Nacional aprobó nuevas normas de reparto que, al parecer, fueron aplaudidas previamente por Concepción Espejel, presidenta la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional. Espejel, precisamente, ya fue recusada en otra ocasión por su proximidad al PP.

A partir de la modificación de las normas de reparto, el magistrado Julio de Diego fue apartado del tribunal que juzgará el caso de los Papeles de Bárcenas cuando, gracias a su empeño profesional, don Mariano se vio obligado a declarar como testigo en el juicio de la parte primera de la trama. Le sustituye su colega Juan Pablo González quien, en opinión de las acusaciones, es muy del gusto del PP a quien, por lo visto, tendría mucho que agradecer.

¡Qué casualidad! Será este juez el ponente –papel fundamental en un juicio- de la mayor parte de las piezas pendientes sobre esas cuestiones que afectan a la formación de Rajoy Brey, mientras está en duda la continuidad del juez de Prada, considerado un jurista excelente, enemigo de componendas. Y, mientras, la situación en el Parlamento de Catalunya y el conflicto de huidos y encarcelados conforman un estupendo traje de camuflaje para mimetizarse en la selva de la corrupción.