O conmigo o contra mí. No hay vuelta de hoja. Carles Puigdemont  ha demostrado otra vez el carácter democrático que le caracteriza, cesando al presidente del Consorcio de Educación de Barcelona, cuando el Govern busca con apresuramiento locales precisamente en Barcelona para situar las urnas el 1-O. El president sigue adelante, sí o sí, con el referéndum.

Parece que el director en cuestión, Lluís Baulenas, no se manifestó ante los medios de comunicación, el día de la apertura del curso escolar, con suficiente entusiasmo en favor de la anunciada consulta. Ahí pudo labrar su infortunio tan rápidamente ejecutado.

Lo de los centros de educación como lugar para depositar los votos continúa siendo un enigma. Algo tan complejo como lo que decidirá finalmente la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, diciendo hoy blanco y mañana negro.

A los inquilinos de la Generalitat les da todo igual. Ya sean los acuerdos adoptados por el Tribunal Constitucional o se les aperciba de graves sanciones

Medianamente claro lo tienen los alcaldes que se han opuesto a ceder los centros escolares de su municipio. En su mayoría son ediles del PSC, que están sufriendo intolerables presiones a manos de los independentistas.

A los inquilinos de la Generalitat les da todo igual. Ya sean los acuerdos adoptados por el Tribunal Constitucional que consideran “ilegal”, o se les aperciba de graves sanciones.

Con aplomo rayano en el fanatismo, Puigdemont sostiene que todas las leyes aprobadas en el Parlament, también las más recientes, son válidas porque esta Cámara, surgió de las elecciones autonómicas de 2015 que dio mayoría absoluta a los diputados independentistas. Vaya, que ésta será su tabla de salvación.

También puede prescindir de urnas transparentes y de cabinas de votación. ¿Total, para qué? Si ya se supone lo que va a salir. Y quien no esté de acuerdo se verá cesado como catalán y como ciudadano.

Esta situación, propia de Jordi Pujol, gurú muy peligroso, que comenzó a funcionar en nombre de Cataluña construyendo su gobierno en la sombra con la fundación de Banca Catalana.

Para ello utilizó a diferentes personas que encarnaban su reflejo oscuro, su particular retrato de Dorian Gray, como Lluis Prenafreta o Maciá Alavedra, Javier de la Rosa, Lluis Pascual Estevill o Joan Piqué Vidal.”

En nombre de Cataluña, Jordi Pujol, se mezcló con personajes metidos en las alcantarillas, se convirtió en el dios que se lleva millones “En nombre de Cataluña”, como explican los autores Félix Martínez y Jordi Oliveres, en su magnífico libro .

¡Basta ya de mentir independentistas!