Fue un personaje más en Desayuno con diamantes, Cuando Sarry encontró a Sally o Sexo en Nueva York, entre otras decenas de películas y series. Alberga una casa de fieras, un monumento a John Lennon y cualquiera puede apadrinar uno de sus bancos. Es el parque urbano por antonomasia, un emblema de Nueva York, que ahora va a cambiar radicalmente de aspecto por un compromiso con el medio ambiente.

A partir del próximo 27 de junio, ya no podrán circular coches por las calles que atraviesan Central Park. Se satisfará esta demanda popular que comenzó hace medio siglo, hace más de 50 años. Cierto es que los coches siempre han tenido grandes limitaciones para circular por este pulmón verde y cosmopolita, el acceso ha estado restringido en determinadas zonas y días de semana, y una multa por exceso de velocidad ha acarreado el doble de importe de lo que suponía en cualquier otra zona metropolitana.

El alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, que anunció la medida el pasado viernes explicando que "este parque no se construyó para los automóviles. Se construyó para la gente", y que "gente andando, gente en bicicleta (...) De eso va a ir este parque a partir de ahora", ha sido en su gestión uno de los impulsores de ese tipo de medidas, cancelando, por ejemplo, la circulación al Norte de la calle 72. Pero su política no ha sido sino continuista con las restricciones graduales que habían comenzado ya sus predecesores en el cargo, que poco a poco redujeron el límite de velocidad, el tamaño de los vehículos que podían acceder o las horas en las que debían circular, con lo que se logró reducir de los 2.500 coches por hora en 1991 a los 850 actuales, según el portal "NYC Streets Blog".