El cierre de la primera jornada del congreso D3CON sobre Democracia Digital Directa contará con la participación de Miguel Molina, director de la Fundación Liderar con Sentido Común. Molina destaca las oportunidades que ofrece la aplicación de la tecnología al ámbito político, haciendo énfasis en la necesidad de revisar una democracia que se ha mostrado fatigada y que permanece anclada en un modelo caduco. Leequid Magazine le entrevista como medio colaborador ofcial del congreso.

 

Estamos en un momento histórico, ¿consideras que es el idóneo para la evolución de la democracia?

 

Estamos ante una democracia fatigada que pide a gritos una revisión de sus cimientos, una actualización que se adapte a los tiempos y el contexto actual. Es incomprensible que se presuma de avances, modernidad, investigación y que en este sentido sigamos anclados en un modelo caduco. En nuestro caso, la sociedad de hoy requiere de un modelo de democracia que se distancie del status quo español, por ejemplo.

 

¿Qué aspectos deben cambiar y cuáles podrían permanecer?

 

Aunque estamos en un Estado de Derecho, que garantiza nuestras libertades, uno de los aspectos que debemos modificar es el sistema electoral. Ésta ya no es una garantía para los ciudadanos. Se ha demostrado que no representa la verdadera voluntad del ciudadano. Una democracia debe permitir que los gobernados elijan de forma directa a sus políticos con listas abiertas. Y también es incomprensible que en la actualidad, con todos los avances tecnológicos, una persona se tenga que desplazar para ejercer su derecho al voto.

A golpe de clic y con unas garantías de seguridad, ya se podría hacer desde casa.

 

¿Cómo afectará la aplicación de la tecnología a los procesos electorales y, a la posterior, gobernanza?

 

La tecnología conllevará oportunidades, avances y problemas. La “oportunidad” es una realidad porque nos permitirá participar en cualquier proceso electoral o consulta ciudadana desde cualquier punto del planeta que tenga conexión. Será un “avance” porque dejaremos atrás el acto de votar obligando a la persona a desplazare y el uso del papel. Será más ecológico. Y, por último, puede ser un “problema” porque la amenaza de hackers estará presente. Todos nuestros datos personales estarán expuestos en la red aunque sea en privado. Nadie nos garantiza la absoluta protección de huellas dactilares, del uso de nuestro iris o de la imagen facial, al margen de los datos correspondientes al documento de identificación.

Sin embargo, la tecnología y el avance de la gobernanza digital será un hecho imparable que facilitará la labor entre la administración y el ciudadano sin mayores intermediarios ni colas de espera. Serán todo ventajas y la fluidez de las consultas vecinales serán más ágiles.

 

La pandemia, ¿contribuye como acelerador de los cambios?

 

La pandemia ha provocado la aceleración de muchas cuestiones olvidadas: la necesidad de un “ZAR” a la española. Es decir, un líder que guíe a la sociedad. Estamos huérfanos de líderes y la pandemia ha sacado lo peor de esta clase política, que con una democracia renovada, con listas abiertas, la inmensa mayoría estarían en sus casas porque nadie les hubiera votado. Además, la pandemia ha demostrado que en España no estamos preparados ni para que los hogares tengan servicio óptimo de internet. Durante la pandemia la red fue deficiente y dejó a muchos usuarios sin suministro.

Los cambios detectados fueron que el consumo de contenido digital fue mayor, que la gente está más concienciada de que vamos hacia una sociedad más digital.

 

¿Puede la tecnología modificar la democracia para que pase de ser representativa a directa?

 

Esa es la premisa actual. La tecnología tiene que poner fin a la democracia actual. Ya no es válida ni afronta los retos de la sociedad. Una democracia directa, donde el usuario tenga en la palma de su mano la decisión de votar cualquier cosa de su administración o, incluso, en las convocatorias electorales, es una comodidad impensable en los inicios de la democracia. La democracia directa es la solución, pero no solo por lo digital sino por el ahorro de los costes que ello conlleva. Es económica, ecológica y representativa si finalmente se lograra que un votante seleccionara a su político con nombre y apellidos y no a unas siglas de un partido, que suelen colocar a lo que ellos quieren.

 

¿Cuál es el principal desafío que afronta la nueva democracia?

 

El mayor desafío al que se enfrenta la democracia es a los populismos y extremistas de ambos lados. La democracia está obligada a actualizarse ya que de lo contrario la desafección, las protestas y la mala praxis nos conducirán a un camino desagradable. Actualmente España está sufriendo el agotamiento de su sistema y nadie pone remedio. Es el inicio de un final trágico. Esperemos que el sentido común se prevalezca en los nuevos liderazgos.