Llevamos ya tres etapas de nuestro Road Trip por el sur de España y Portugal y ya hemos recorrido las provincias de Badajoz y Huelva, visitando pueblos que antaño habitaran judíos, moros y cristianos por igual. Escenarios de batallas entre unos y otros, tratados y casamientos por igual. Hoy saldremos de El Rocío, para llegar al Algarve portugués, pasando por el español.

¿Hay un Algarve español? Sí, lo hay y sigue siendo un reino.

Si le dices a alguien que has estado en el El Algarve no dudará en que has estado al sur de Portugal. Sin embargo, el propio Felipe VI es actualmente Rey del Algarve. El galimatías se debe a que es tan solo un título honorífico y que ese título lo han ostentado tanto los monarcas españoles como los portugueses. El primero en utilizar el título fue Sancho I de Portugal tras conquistar Silves en 1189 a los almohades, que dominaban todo el Al Andalus. En 1234 la Taifa de Niebla, que hemos conocido en la etapa anterior, se anexionó esta zona y el gobernador Abenmahfot se proclamó Emir de Occidente. Sancho II, junto a los caballeros de Santiago —que también hemos conocido en el capítulo anterior— conquistó para Portugal la margen izquierda del Guadiana. Luego llegó Afonso X de Castilla (el Sabio) y entre que casó a su hija con el monarca luso y que conquistó Niebla, asumió el trono del Algarve a este lado del río.  La frontera definitiva se fijó en un tratado en 1267.

Tras el apunte histórico, que queda zanjado diciendo que la monarquía portuguesa ostentó el título hasta su caída en 1910 de “Rey de Portugal y de Algarves de este lado y Ultramar en África”, vamos a lo que nos importa que es recorrerlo disfrutando de su historia presente.

Pero antes de cruzar la Raya, dedicaremos un día a las muchas y variadas playas de Huelva.

Playas de Huelva para todos los gustos

Huelva tiene 120 kilómetros de playa, nada más y nada menos. Eso significa que hay una para lo que estés buscando. Las más concurridas y animadas, para los que gusten del turismo de apartamento, chiringuito y paseo marítimo, son las de Matalascañas, Punta Umbría o Isla Antilla. Son por supuesto buenas opciones, no solo para quien le guste, sino para ir con niños o personas mayores. Pero este Road Trip tiene algo más de aventura y espíritu hippy, y nosotros elegimos las que están más apartadas en pleno Parque Natural de Doñana. Por cierto, que si te alojas en El Rocío, están a una media hora. Asumible.

En mitad del Parque se encuentra la playa de Cuesta Maneli. Podrás dejar el coche en un parking vigilado (con un pequeño coste fijo) y aprovechar para comprar agua si no la llevas (la vas a necesitar porque en la arena no hay chiringuito). Después. hay que recorrer 1.200 metros por una pasarela de madera que evita que destrocemos la duna y la vegetación protegida, y al final, llegarás a unas escaleras que te dejan en la arena. Es una playa kilométrica, con un acantilado de arena a tu espalda y el mar abierto para ti.

Pese a ser Atlántico, el agua tiene una temperatura agradable y como recompensa a la dificultad para llegar, habrá poca gente.

Una playa que hay que conservar tal y como está

Las playas de Doñana están protegidas com todo el resto del parque y confiamos en que sigan así mucho tiempo, semisalvajes y sin masificación. Hay otra que cada vez suena más y que está logrando defenderse de la presión urbanística y turística gracias a que para llegar a la playa es necesario subirse a un pequeño ferry que cruza la ría. Una vez más, si no se puede ir directamente del apartamento a la playa, o no puedes dejar el coche casi en el agua, la mayoría desisten de ir. Esto es un Road Trip, pero ya hemos dicho que la idea es dejarlo aparcado en cuanto se llega a un destino y recorrerlo a pie o en transporte público. Y de nuevo el tiempo y el coste del desplazamiento compensa con creces.

El Rompido, con su flecha de arena en las marismas del Río Piedras te regala una playa kilométrica en la que literalmente puedes poner la toalla sin ver a nadie en otra.

Es por eso que, cuando preguntas en la oficina de turismo, te dan dos consejos: “lleva agua y si has olvidado el bañador, al fondo es nudista.”

A la vuelta de la playa, según te bajas del barquito, podrás pararte a comer en cualquiera de sus restaurantes especializados en el pescado y marisco, que por algo sigue siendo un pueblo de pescadores. Y de los pocos que quedan en donde sus casitas bajas y sus barcas están en primera línea y los chiringuitos en la arena. Algo que antes era típico en los pueblos del Mediterráneo y que hoy ha desaparecido. Y si queda alguno, debe ser muy, muy secreto. Una vez más, nos entra el remordimiento de si contarlo todo o callarlo para mantenerlo igual cuando volvamos pero, al fin y al cabo, una búsqueda en Google ya lo descubre a la primera y si está así es porque, como decía aquél, “hay gente pa’ tó”.

Está claro que con tantos kilómetros de playa, buen pescado y mejor vino, uno puede quedarse aquí los días que sea. Pero ha llegado la hora de cruzar La Raya.

 

Ahora sí, el Algarve portugés

Al Algarve le pasa como a otras zonas turísticas de la península (pero menos que otras también en Portugal): lo más conocido son los grandes núcleos con apartamentos y resorts que llenan los turistas europeos buscando sol y playa (y comida y bebida y precio...). En este caso son los ingleses quienes más abundan. Pero como si fuera el alter ego luso de El Rompido, nosotros llegamos a otro pequeño pueblo de pescadores, con su ría y su transbordador para llegar a la playa.

 

Tavira está a media hora de España y comparte un pasado lejano con nosotros, tanto por el legado romano como el andalusí, y sin embargo son más las diferencias que las coincidencias. Las calles están encaladas, y poco más. La calzada, las ventanas o el silencio son solo lo más llamativo. Prueba a entrar en el mercado (y no solo en esta villa marinera, en todo el país) y compara la variedad de pescado con la de una lonja española y te preguntarás si sus barcos van a faenar al Pacífico y no a los mismos mares que nosotros. De las infinitas variedades de comer Bacalao, ni hablamos. Son misterios que dejamos para otro día. Aquí solo os contaremos una anécdota más: En uno de los chiringuitos el camarero nos ofreció una dorada salvaje de más de 3 kilos.

No, no era un atún de almadraba, aunque en Santa Luzía, una de las playas más bonitas de la zona, han conservado las instalaciones de los pescadores que usaban ese arte y los cientos de anclas como vestigio para los visitantes. Y es que esa es otra de las cosas que distingue a Portugal: cualquier pequeña aldea está conservada con mimo y orgullo.

 

Han tenido menos guerras civiles, debe de ser. Aunque sobre el carácter pacífico y respetuoso de nuestros vecinos, tan contrastado con el nuestro, también habría que escribir una serie y lo dejamos aquí.

El caso es que de nuevo, para llegar a la playa hay que elegir entre tomar un ferry que te deja en una punta más cercana a Tavira, o ir en coche unos kilómetros más allá y cruzar las marismas en un pequeño tren “convoy” que te acerca a la playa no urbanizada y de paso evita que pises y estropees la naturaleza. También puedes ir de una a otra andando por kilómetros de playa solitaria y virgen.

En Tavira hay salinas con flamencos que ya han comenzado a anidar y criar en los últimos años. Y las marismas de las rías y sus “islas” son, como en las playas de Huelva, lugar de recolección de marisco como almejas o navajas. Aunque no sea ni muy grande ni muy frecuentado, tiene un buen número de restaurantes para todos los gustos, unas heladerías artesanales que son famosas (y que nada tienen que envidiar a las italianas), ideales para tomar mientras cruzas su puente al atardecer, que dicen data de los romanos.

Como famoso es un restaurante que se encuentra en la carretera a la salida de Tavira en dirección a las playas y pequeña aldea de Cacela Velha y que, como hicimos en Almonte, vamos a citar por su especial curiosidad.

El asador Três Palmeiras, o Churrasco como llaman allí a las parrillas y barbacoas, es un lugar sin tonterías. Si no lo conoces seguramente no pares. Si paras y no preguntas o te fijas un poco, no te quedas. Pero si sabes a lo que vas o te percatas observando mientras esperas, te quedas. Y esperar tendrás que esperar, porque seguro que hay gente esperando a que les toque en la puerta, al sol si hace falta. Funciona así: Busca la pizarra, pon tu nombre, y ten paciencia que compensa.

Aquí tampoco hay menú, porque es plato único de pescado a la brasa, fresco como no puede ser de otra forma en puerto pesquero y más en Portugal, con su guarnición de verdura y tostada con tomate.

No pidas, no preguntes por otra cosa. Te sientas y lo único que te van a preguntar es por la bebida. Cuando te toque —insistimos, no preguntes, que da igual— te traerán tu plato con pescado variado (Choco, Dorada, Lubina, Sardinas…) y a chuparte los dedos. El precio, de menú del día, más que asequible. Un sitio auténtico, original y de los que el boca oreja hace su efecto. Aunque, claro, hay a quien esto no les gusta y son más sibaritas. Vaya, que si quieres mantel de tela y una carta de vinos de cinco hojas o que te decoren el plato y te hagan la pelota, no es tu sitio. (Sobre los comentarios de algunos en Tripadvisor, también hablamos otro día…)

Y como los días de playa cansan mucho, y su encanto está en gran medida en la variada monotonía de elegir playa y restaurante cada vez, dejamos a tu gusto quedarte más o menos días en la zona. Desde aquí podrás llegar a los destinos más famosos como Faro o Sagres, o comenzar la ascensión por el mapa para completar la ruta circular, tras los pasos del Rey Taifa de Sevilla.

Al Mutamid, el origen musulmán que nos une y da nombre a otra ruta

Ya hemos comentado en los primeros artículos de la serie que en los últimos años la cooperación transfronteriza entre los pueblos de La Raya ha permitido diluir las diferencias y que, en algunos casos, se pueda hablar de una comarca propia, como si se volviera a aquél reino de Niebla o se reunificaran los Algarves. Uno de los ejemplos lo vimos en las calles de Tavira, donde un cartel informaba en español y portugués de una ruta que recorre ambos países, como la nuestra. “La Ruta de al-Mutamid recuerda al llamado rey poeta nacido en la ciudad portuguesa de Beja y que llegó a ser rey de la Taifa de Sevilla. Enamorado y erudito conocedor de la música y la poesía, su periplo vital lo llevó a ser gobernador de Silves antes de convertirse en señor de Sevilla.” 

Viajar tiene este tipo de sorpresas y si hasta ahora nos estaba gustando lo que veíamos, nos faltaba esta información para acabar de entenderlo.

Se trata de una Ruta que se inicia en Lisboa y acaba en Sevilla, dónde reinó su dinastía. El tramo que pasa por Tavira empieza en la ciudad de Aljezur, que debió ser, en época musulmana, casi una isla rodeada por una laguna marina, y finaliza en Cortegana, en pleno Parque Natural Sierra de Aracena (por donde estuvimos en la pasada etapa) y Picos de Aroche. Hoy, sus restos reposan en el cementerio de Agmat, cerca de Marrakech, cuyo minarete es considerado gemelo de la Giralda de Sevilla. 

Aún nos queda en las próximas etapas de nuestro Road Trip visitar alguno de los puntos de esta evocadora ruta, —ya en el Alentejo y la Extremadura— y estamos seguros de que cada vez que veamos puntos conicidentes nos acordaremos de que, hace unos cuantos siglos, todos estábamos gobernados por un rey poeta que además jugaba al ajedrez. Si quieres saber más para organizar tu propio viaje por sus dominios, hay una web oficial con mapas y guías descargables

En el próximo capítulo recorreremos una de las carreteras más famosas y bonitas del mundo, y nos adentraremos en el interior de Portugal. Até a próxima!

Leer la serie completa:

  1. Road Trip por el sur de España y Portugal: dos semanas de historia, gastronomía, naturaleza y paisajes compartidos (I)
  2. Road Trip por el Sur de España y Portugal (II): secretos de arte, historia, gastronomía y paisaje en una ruta circular por descubrir
  3. Road Trip por España y Portugal (III): De la Sierra de Aracena a las arenas del Rocío
  4. Road Trip por España y Portugal (IV): Por los Algarves de aquí y de allá tras las huellas de Al Mutadid.
  5. Road Trip por España y Portugal (V): Por la N2 hasta Lisboa, pasando por el Alentejo
  6. Road Trip por España y Portugal (y VI): Un final a lo grande con Dólmenes, Templarios y Juderías

Nota aclaratoria: Esta serie de artículos no tiene ningún contenido de marca o patrocinado. Cualquier establecimiento, punto turístico, hotel, restaurante, etc que sea citado será a partir de la experiencia del equipo de redacción que ha realizado la ruta, con su criterio personal y con fines informativos objetivos.