Tengo una cosa que confesar: soy centennial. Sí, después de dos años defendiendo la generación millennial en su nombre se ha destapado la verdad. Ni millennial, ni hipster, ni nada de eso... centennial. C-e-n-t-e-n-n-i-a-l. Generación Z. Generación-chúpate-esa-millennial.

Ahora bien, ¿qué es la generación centennial? Evidentemente, es una generación joven, tiene su origen en los millennial y la mayoría ahora mismo aún son adolescentes. Pero antes de criticar, hay que saber que son los adolescentes que nadie se tomó en serio y ellos decidieron hacer lo que les diera la gana. Ese es el rasgo característico de esta generación: se criaron en una situación difícil, en las consecuencias del ataque del 11S y de la recesión económica; por eso, tuvieron que aprender a salir adelante en situaciones difíciles desde jóvenes. Son personas que se atrevieron a seguir creyendo en el futuro cuando todo era incierto, en parte gracias a la inocencia de su edad, pero a su vez porque han aprendido a ser realistas y prácticos desde pequeños.

 

via GIPHY

En cambio, los primeros millennails accedían al mercado laboral inmediatamente después de la última gran recesión económica, lo que significó una generación frustrada laboralmente, que vive entre incertezas. Era la primera generación en casi un siglo que sabía que iba a tenerlo peor que sus padres.

Los centennials tuvieron la suerte de poder aprender de sus predecesores y ahora que empiezan a entrar en el mercado laboral, nos encontramos con una generación creativa, versátil y autodidacta.

Este es uno de los aspectos esenciales de los centennials: su capacidad de hacer como Juan Palomino, yo me lo guiso, yo me lo como. Los millennials no podían desprenderse de la supuesta seguridad que debía concederles una titulación universitaria, con su posgrado y su máster. En cambio, los centennials aprenden más por su cuenta que por la vía académica, aunque creen en la necesidad de formarse todo lo que puedan. Uno de los motivos es su inmersión total en el mundo digital y su dominio de hasta cinco pantallas a la vez (los millennials habían aprendido sobre la marcha y solo controlan dos pantallas). La posibilidad que tienen los centennials de acceder a conocimiento es mayor que la que haya podido tener cualquier generación anterior

¿Cómo saber que eres centennial?

Resulta que me encuentro en la franja de edad en la que se diferencia a los millennials de los centennials, así que el lado del que me caigo depende mucho de mis experiencias vitales. Por un lado, me he comportado en muchas ocasiones como una millennial: me he comunicado mucho por SMS, he ido aprendiendo sobre redes sociales según iban apareciendo, he convivido con analógico y digital y durante mucho tiempo me sentí frustrada por la situación socio-económica en la que me tocaba vivir, con la incerteza que eso implica. Por otro lado, creo que el mundo tiene salvación y creo en el trabajo duro, como cualquier centennial. Además, siempre he sido muy autodidacta, en el último año he empezado a explotar mi creatividad como una posibilidad laboral y, lo determinante, me siento más identificada con el contenido destinado a centennials.

Es así de sencillo: qué miro me hace lo que soy. Qué hay en mis redes, me construye (y esta es la frase más centennial que he articulado jamás). Vivo en función del mundo digital, tanto laboral como personalmente, y defino mis gustos a través de él. Me gusta la estética, la cultura y la música que consumen los centennials y aprendo por mi misma como reproducirla. Hablo de ello con mis amigos y nos compartimos ideas para mantener en equilibrio el feed de Instagram, las ilustradoras digitales son mis heroínas y me pasé de Tumblr. a Medium (ah, y digo que me quiero morir en Twitter).

Así que sí: no soy millennial, sino centennial. Eso me hace más joven (generacionalmente hablando), pero también me abre puertas nuevas. Al final, en esto de las generaciones, el año en el que hayas nacido va siendo cada vez menos importante y la facilidad de adaptarse a los tiempos se impone. Cualquiera puede ser centennial, empezando por una subscripción a Netflix y una cuenta de Instagram que sigue a Rosalía.