Los materiales de construcción son unos bloqueadores de señales WiFi de primer orden, pero no son los únicos obstáculos: también hay objetos físicos e incluso ondas de otros dispositivos que entorpecen la conexión.

Por ejemplo, el metal. Es el material más difícil de penetrar porque es un conductor de electricidad, y las ondas son electromagnéticas, lo que significa que el metal tiene la capacidad de absorberlas. Cualquier cosa que tenga metal, como persianas, puertas, muebles, infraestructura y paredes de metal, puede disminuir en gran medida o terminar por completo la señal WiFi.

Otro ejemplo son los muros de hormigón, uno de los materiales de construcción más gruesos, y por eso, la señal WiFi tiene dificultades para atravesar paredes construidas con ese material. Cuanto más grueso sea el hormigón, más difícil será que la señal atraviese, incluso con la ayuda de un amplificador.

También el yeso puede resultar una frontera. Se utiliza para revestir paredes y techos, y aunque las paredes de yeso no son extremadamente gruesas, sí pueden ralentizar la señal WiFi. Son muchas las estructuras actuales que lo utilizan.

En cuanto a las baldosas de cerámica, por la masilla que utilizan en su unión, también provocan interferencias.