Un viejo dicho publicitario reza: “cuando tengas que vender a un hombre, pon una mujer; cuando tengas que vender a una mujer, pon un niño. Cuando no sapas qué hace, pon un famoso”. Pero ya hemos dicho, es un viejo dicho.

La cosificación

Un dicho de otros tiempos, en los que la cosificación de la mujer era algo normal. Pero afortunadamente eso acabó. Ahora estamos en otro periodo. En el del Femvertising (algo así como femipublicidad). Una comunicación que sigue tratando de lo mismo, vender, pero en el que el papel de la mujer es distinto.

Ahora se busca mostrar una mujer empoderada, la palabra de moda. Ya no es un objeto, un medio. Es simplemente una consumidora más. Así que hay que reflejar esta nueva realidad. 

Porque ya hay estudios que hablan de cómo la forma en la que se promociona un producto o servicio influye en su compra. Así, las mujeres se sienten más animadas a adquirir aquellos productos que muestran representaciones positivas de la mujer.

Photoshop

Aún así, los estereotipos son difíciles de superar, y al menos el 25% de las mujeres admiten que siguen pagando por artículos cuya publicidad no respeta la dignidad de género. Aunque el 94% admiten que utilizar mujeres como objetos sexuales en publicidad daña a todo el colectivo femenino. 

Entre esos hábitos publicitarios nocivos se destaca el uso desbocado de Photoshop para mostrar una imagen irreal de las mujeres o la representación de actitudes o profesiones propias de hombres o mujeres.

De fondo está la imagen y las formas que se están transmitiendo y cómo están influyendo en generaciones nuevas. En aquellas que se supone están destinadas a acabar con esos estereotipos.