Vivimos tan metidos en nuestras ciudades que pensamos que siempre han sido así. A no ser que los restos arqueológicos sean muy evidentes, pensamos que siempre ha estado esas calles y esos edificios. Pero, evidentemente, no es así. Ahora, un proyecto realizado en Amsterdam nos da una idea muy clara de lo que es la historia. 

700.000 tesoros

En realidad no se trata de un proyecto arqueológico. Al menos en principio. La capital holandesa está inmersa en las obras de una nueva línea de metro. En esta ciudad supone todo un reto, dado que están trufada de canales. En el drenaje del río Amstel que configura muchos de estos canales han aparecido miles de pequeños tesoros.

Los expertos que han seguido a los equipos de excavación y drenaje han recolectado y clasificado con mimo cada uno de estos objetos. Los han fotografiado y han creado una web en la que recogen las imágenes de los 700.000 artículos desenterrados o sacados del agua. 


Bifaces y móviles

Clasificados cuidadosamente por fechas podemos comprobar cómo los más antiguos datan de hace casi 12.000 años. Restos de conchas marinas que nos hablan de un área inundada. O bifaces del Holoceno, con una antigüedad de entre 4.200 y 2.000 años.

Pero más allá del valor histórico, los restos son una radiografía de toda la historia de la ciudad. Abundan las monedas, pero también hay otros elementos como juguetes o lingotes de plata. Muchos clavos y dedales en los restos del siglo XVI. Artes de pesca más o menos elaboradas en el siglo XII. Y así, poco a poco, vamos viendo no solo el avance de Amsterdam, sino también el propio avance humano. Con, por ejemplo, la gran cantidad de teléfonos móviles que se han encontrado en los sedimentos más superficiales.