Son muchos los animales acuáticos y aves que mueren asfixiados o por distintas obstrucciones de su aparato digestivo por el plástico que arrojamos al mar. Lo ingieren por error, al confundir su apariencia y sus colores con algo que les puede resultar comestible. Pero un nuevo estudio de la Universidad de Duke publicado en la revista Marine Pollution Bulletin, sobre la ingestión de plástico de, en concreto, los corales, sugiere que, en su caso, puede existir una razón adicional para este comportamiento, ya que esta especie carece de ojos, y no podría darse ninguna atracción visual.
De acuerdo con el análisis de esta entidad, a los corales les gusta el plástico, les sabe bien.
"Los corales de nuestros experimentos comieron todo tipo de plásticos, pero prefirieron los microplásticos no degradados por una diferencia triple en comparación con los microplásticos cubiertos de bacterias", indica Austin S. Allen, estudiante de doctorado en la Escuela de Medio Ambiente Nicholas de Duke. "Esto sugiere que el plástico en sí contiene algo que lo hace sabroso", señala.

Preferencias en categorías de plásticos

Los científicos llevaron a cabo su estudio en dos partes utilizando corales recolectados en aguas de la costa de Carolina del Norte. En su primer experimento, ofrecieron pequeñas cantidades de ocho tipos diferentes de microplásticos a los corales para ver si los animales comían los trozos del tamaño de un bocado frente a otros objetos de tamaño similar que se les ofrecían, como arena limpia.
"Descubrimos que los corales comían todos los tipos de plástico que ofrecíamos y, en su mayoría, ignoraban la arena", explican.
En el segundo experimento, colocaron grupos de coral en cámaras de alimentación separadas. A cada grupo se le ofreció la misma cantidad de "comida" (plásticos desgastados) durante un período de 30 minutos, pero algunos grupos solo obtuvieron partículas de microplásticos sin desmoldar, mientras que otros solo obtuvieron partículas de micropásticos desgastados con una biopelícula bacteriana. Este experimento verificó que los corales comerían ambos tipos de plástico, pero prefirieron el tipo limpio por un margen de tres a uno.

¿Crear un plástico inocuo?

Los investigadores centrarán ahora su estudio en detectar los aditivos concretos que hacen que el plástico sea tan sabroso para los corales, y para determinar si los mismos químicos actúan como estimulantes de alimentación para otras especies marinas.
"En última instancia, la esperanza es que si podemos fabricar plástico para que guste sin querer a estos animales, también podríamos fabricarlo para que tenga un sabor intencionalmente malo", han señalado los investigadores.