Son necesarias nuevas formas de desarrollo. Especialmente en los países emergentes, que se están subiendo al carro del megaconsumo e hiperindustrialización, fenómeno que termina de configurar la amenaza para la sostenibilidad. Formas como la de una escuela en Brasil.

45 grados fuera

Se trata de una construcción que ha ganado el premio al mejor edificio del año que otorga el Real Colegio de Arquitectos de Gran Bretaña. Un edificio para niños que no precisa de aire acondicionado, pese a que en el exterior la temperatura alcance los 45 grados. Y no es el único reto que ha superado esta nueva edificación.

La escuela se encuentra en una pequeña ciudad dormitorio al norte del país y supuso un reto para los arquitectos responsables, Aleph Zero, junto al diseñador Marcelo Rosebaum. El equipo vivió durante varias semanas en la zona para conectar con el entorno y valorar las soluciones a los múltiples problemas. El principal, garantizar el confort de los niños de debía acoger.

Juego de niños

Para captarlo a fondo, se reunieron con los más de 500 futuros alumnos y mediante juegos fueron recabando información de cuáles eran sus necesidades y expectativas. Asuntos relevantes cuando se trata de una localización remota con zonas semi aisladas.

El problema del transporte de materiales hasta aquella área se solventó con el uso de madera y ladrillo de barro. Además de que ambos elementos se podían obtener a poca distancia. El reto de esa elección fue convencer a las autorices de que con esos materiales podrían construir algo moderno y que cumpliese los requisitos.

Sin embargo, los arquitectos tenían razón. El enorme techado flotante del edificio garantiza sombra para toda la parte exenta inferior. Además, al no estar cerrado hasta el tejado, permite que circule el aire en una zona que se encuentra a menor temperatura.

No solo los creadores están felices con este premio que se concede cada dos años. Sobre todo lo niños, para los que este edificio también es el mejor del mundo.