Los hay que luchan contra nazis, contra marcianos… Y, últimamente, crece el crecimiento y el uso de videojuegos que combaten el cambio climático. Entre las pruebas, hay que limpiar océanos o cuidar de las abejas… Cualquier ecosistema y fauna cabe en este universo.

Por ejemplo, en 2016 la BBC creó Beyond Blue con E-Line Media, y BBC Studios también es responsable de Never Alone, un videojuego centrado en los nativos de Alaska. Es parte de la vocación de la empresa de documentar la vida salvaje y el medio ambiente; según datos de The Vergue, solo BBC Earth crea más de 60 horas de contenido de historia natural al año.

Otro ejemplo es la nueva línea de videojuegos de supervivencia Eco, centrados en el cambio climático y que desarrolla Strange Loop Games, con sede en Seattle. Se trata de un simulador de civilización enormemente ambicioso que incluye de todo, desde ecosistemas diseñados al detalle hasta gobiernos y economías que crean los propios jugadores, que trabajan juntos en un mundo en línea compartido donde cada acción impacta en el entorno que los rodea.  La colaboración es clave para el éxito, lo que distingue a Eco de la mayoría de los juegos de supervivencia solitarios.

Y eso que la industria del videojuego no es, en sí misma, nada sostenible. Un reciente estudio titulado Console Carbon Footprint analizó la sostenibilidad de las consolas de juegos y concluyó que están en juego dos factores dañinos: el primero, la producción en masa de productos físicos que se envían a jugadores de todo el mundo, y el segundo, la falta de eficiencia energética en las consolas. Así, el estudio revela que la producción de copias físicas de juegos emite más de veinte veces las emisiones de CO2 de las descargas digitales. Un juego físico emite 0,39 kg de CO2 durante su fabricación, mientras que las descargas digitales solo producen 0,017 kg. La mayor huella de CO2e de los juegos en caja se debe a los materiales utilizados en la producción, como el policarbonato de aluminio en el disco, los plásticos de polipropileno y polietileno en la caja y el papel brillo en la cubierta y el folleto impresos.