Se acabaron los productos derivados de foca en Suiza. Allí, el Consejo Federal, órgano ejecutivo de la Confederación, ha votado a favor de prohibir su importación, según ha informado la organización Humane Society International. Y en concreto, ha añadido la Oficina Federal de Seguridad Alimentaria y Veterinaria de Suiza, con la entrada en vigor de la moción, el próximo 1 de abril, será ilegal importar elementos como carne, aceite, grasa, órganos y piel de foca. Aunque también ha indicado que hay excepciones, y la importación de productos de foca se permitirá si es resultado de la cacería tradicionalmente realizada por los pueblos esquimales de las regiones árticas de América, como los inuit, u otras comunidades autóctonas.

Dos tipos de caza

Organizaciones ecologistas como Greenpeace iniciaron campañas contra la matanza de crías de foca en los años 70, sin diferenciar estos dos tipos de prácticas. Hoy, la mayoría de ellas se ha encargado ya de clarificar que la caza comercial de focas, con fines de lucro, está muy lejos de las prácticas tradicionales de los pueblos indígenas en el Ártico, que nunca han sido una amena para las focas, como tampoco para las poblaciones de ballenas, pues no cazan crías de foca, sino para su subsistencia: muchas comunidades indígenas del extremo norte utilizan los productos de focas para la comida, el calor y la ropa, y venden algunos de estos productos para poder conservar sus medios de vida. Por otra parte, gobiernos como el canadiense siguen permitiendo la matanza de crías de foca al año, señala Greenpeace, que tiene en marcha campaña para proteger a los mamíferos marinos en todo el mundo, incluidas especies amenazadas como la vaquita, los delfines de Maui y el dugong de Okinawa.