Pocas veces hay unanimidad en las cámaras parlamentarias, pero hoy el Senado ha mostrado tal unidad al instar al Gobierno a adoptar medidas para prevenir y evitar los efectos medioambientales causados por algunos productos higiénicos como las toallitas húmedas, al ser éstos desechadas por el inodoro.

Del Grupo Parlamentario Vasco (GPV) partió la iniciativa de la moción, que se aprobó por asentimiento durante la sesión plenaria y conmina al Ejecutivo a implementar medidas “urgentes y efectivas”, tanto normativas como de concienciación de productores y usuarios.

Además, España pedirá a las instituciones europeas una norma ISO para concretar las normas internacionales de estos productos así como a incentivar desde la Unión Europea (UE) que incluya a estos materiales dentro de la estrategia europea sobre plástico y erradicar así el grave problema medioambiental que representan. Los senadores, en sus respectivos turnos de palabra, han pedido a la industria del sector que se involucre en las necesidades ambientales actuales, y al Gobierno una normativa porque es un problema que no deja de crecer.

Según ha publicado la Organización de Consumidores (OCU), “no se pueden tirar al inodoro, no se disgregan ni son biodegradables, y su impacto medioambiental es muy elevado”. La organización sumergió toallitas dos días en agua, agitándolas constantemente, y en sus resultados, publicó que “su porcentaje de desintegración no llega al 40% en el mejor de los casos, frente al 95% del papel higiénico (que además se deshace en media hora)”. Esa resistencia a la desintegración, añade la OCU, “se explica por el entramado de fibras, diseñado para conseguir un producto resistente y consistente, y que combina celulosa con fibras sintéticas, que a la larga son también contaminantes”.

OCU ha denunciado la publicidad de las toallitas por plantearlas en ella como alternativa al papel higiénico, pide a los fabricantes que la retiren y a los consumidores, que sean responsables con su uso.

La mala gestión doméstica de estos productos sintéticos está provocando daños en los sistemas de gestión de aguas residuales y depuración por valor de cerca 1.000 millones de euros al año en el conjunto de la Unió Europea, según el informe Toilets are not a bin! publicado en octubre de 2014 por EurEau (Federación Europea de Asociaciones Nacionales de Suministradores de Agua Potable).