La crisis climática también está haciendo que se resienta uno de los inviernos más fríos, el de Moscú. La ciudad ha registrado temperaturas récord este diciembre: 6,2 grados centígrados, la más alta de todas las que ha registrado en periodo invernal. Y se pronostica que la nieve no llegará hasta finales de mes, privando a sus vecinos de las tradicionales estampas navideñas.

Es una ola de calor atmosférico que proviene del Océano Atlántico, y hace pronosticar lluvia, no nieve, para las vacaciones de Año Nuevo, la principal celebración festiva de Rusia.

Este clima inusualmente cálido ha suscitado un debate público, pese a que la postura habitual de su gobierno ha sido eludirlo. El presidente Putin ha reconocido en rueda de prensa su preocupación por el aumento de las temperaturas, si bien exime al hombre de responsabilidad.