Qué desagradable es el cambio climático. No es ya que amenace con achicharrarnos, ahogarnos y asfixiarnos. Es que parece empeñado en sacar a la luz lo que llevamos siglos escondiendo debajo de la alfombra. O mejor dicho, de la nieve. Aunque sean toneladas de excrementos

Es lo que temen los científicos que ocurra en la montaña más alta de América, el Monte Denali. Durante décadas este ha sido un lugar venerado por generaciones de exploradores y escaladores. Personas ávidas de aventura que se adentraban en Alaska para intentar hollar su cima. 

Miles de aventureros que, como cualquier otro humano, tienen necesidades fisiológicas. Y poco sitio apropiado dónde aliviarlas. Así que, unos tras otros, han ido dejando su rastro de excrementos a las faldas del monte. Afortunadamente, cada nueva tempestad helada sepultaba las cacas en varios metros de hielo. Y ahí no había pasado nada. 

Pero he aquí que llegó el cambio climático y su inexorable acción para derretir todo el hielo terrestre. Y es lo que los científicos han empezado a anunciar. Este deshielo va a sacar a la superficie más de 60 toneladas de excrementos que buen estado de conservación gracias al congelado inmediato. 

Es el resultado de las aproximadamente 2,2 toneladas de excrementos que los más de 1.200 exploradores acumulan cada año. 
El problema es tan acuciante que las autoridades han pedido a los nuevos visitantes que dejen la zona como la encontraron. Que se las ingenien para llevarse consigo sus desperdicios, incluso los corporales, cuando sus expediciones abandonen la zona. 

Porque lo de la caca descongelada por toneladas no solo es un problema olfativo. Los expertos creen que la salida a la superficie de esta sustancia puede generar una grave epidemia de bacteria e. coli. Entre otros desagradables efectos. 

No es la primera vez que ocurre algo así. Ya informamos de que las autoridades del Tíbet retiraron más de 2 toneladas de excrementos humanos en las laderas del Everest.