Sin duda nos enfrentamos a dos grandes retos como especie. Por un lado, la demanda creciente de energía. Por otro, el aumento al mismo ritmo de los desechos que creamos. Así que soluciones imaginativas que vengan a paliar ambos problemas al mismo tiempo siempre son bienvenidas. Incluso si se trata de montarnos en un autobús propulsado por excrementos.
Es el combustible que emplea un transporte público que ha comenzado a prestar servicio en la ciudad española de A Coruña. El bus se mueve propulsado por biometano. Es decir, metano con origen orgánico.
Y el origen no es otro que la depuradora de aguas fecales de la ciudad. La descomposición de los excrementos libera una gran cantidad de este gas. En una planta especial se tratan estos residuos orgánicos y se captura el gas que generan.
Llevarlo hasta las casas
Tal es la capacidad de generación de gas de la planta, y de los vecinos de la capital gallega y localidades aledañas, que crean un gran excedente. Mucho más gas de que un autobús como el recién estrenado necesita. Por eso están pensando en devolver ese gas al sistema de modo que también pueda ser consumido en los hogares coruñeses.
El resultado en todo caso, es doble. Por un lado, al autobús alimentado con residuos fecales recorrerá más de 80.000 kilómetros al año emitiendo mucho menos CO2 que con otro tipo de combustibles. Por otro, se da un uso a unos desechos altamente tóxicos. Un ejemplo de economía circular prácticamente perfecto.