No cabe duda de que ahí fuera nos esperan paisajes de los que quitan el aliento. Las formaciones cósmicas que nos rodean alcanzan a veces grados de belleza solo equiparables a nuestro entendimiento sobre ellas. Como la Nebulosa de Orión

Tan lejos, tan cerca

Situada a más de 1.000 años luz esta nebulosa es una política cuna de estrellas. La condensación de polvo cósmico forma soles sin parar y sin que sea posible establecer su ritmo o su número. 

Ahora sin embargo, podemos recorrer esos 1.000 años luz en unos segundos y adentrarnos en esta alucinante formación. 

Para ello se ha necesitado, como siempre, un buen despliegue tecnológico. Por un lado, las imágenes de alta resolución obtenidas por el telescopio Hubble. Por otro, los datos aportados por la cámara infrarroja del telescopio Spitzer. Ha combinación de ambos tipos de imágenes ha sido la base de este trabajo. A partir de ellas, los especialistas del programa de la NASA Conocimiento del Universo han creado un vídeo en el que nos adentramos en la Nebulosa de Orión.

Una nube de polvo

Lo primero que llama la atención son las tres dimensiones que nos presenta. A fuerza de ver fotos de este tipo de cúmulos, no pensamos que en realidad son nubes de polvo con formas que abrazan estrellas. Y ese es el siguiente paso. Llegamos al centro de la nebulosa donde vemos cómo cientos de soles emanan hacia un destino de miles de años y quien sabe si de vida. 

Es sin duda un vídeo que no solo nos cautiva por lo que nos cuenta del Universo, de su formación y de cómo llegamos hasta aquí. Es también una muestra de la belleza que nos rodea, aunque a veces no la veamos.